viernes, 11 de septiembre de 2020

DOMINIO ILUSTRADO (cómo destruir a España)


INTRODUCCIÓN

Hay que aceptar la realidad y asumir que “España ha sido destruida”. Estoy convencido y no me cabe duda alguna. No he llegado a esta dura conclusión por ser un pesimista ontológico, que lo soy, ni por pecar de victimismo. No hay tampoco, como pudieran sospechar algunos, ningún atisbo de histrionismo grandilocuente en mi aseveración, que es, por cierto, la misma que ya expresó Donald Trump ante una concurrida rueda de prensa. Estas líneas las escribo desde la tristeza y la resignación; desde la tristeza que me produce ver a una gran nación hundida en la miseria económica y moral, y desde la estoica resignación que me obliga a aceptar la derrota sin paliativos ni paños calientes.

La “antiEspaña” ha ganado, finalmente, la Guerra Civil.

Seguimos sin entender cómo ha sido posible que España haya sido tomada al asalto por quienes la desprecian y la odian. Continuamos inmersos en un estado de perplejidad que nos impide hacer un honesto (duro y sincero) análisis retrospectivo de los hechos que vienen sucediéndose desde el “providencial” 11M. Hay miedo y “quienes se mueven no salen en la foto” (que se lo pregunten a Cayetana Álvarez de Toledo, pero sobre todo a VOX).

Como insistiera Ortega, hay que llegar a la raíz del problema. Hay que encontrar a los verdaderos CULPABLES INTELECTUALES que, como suele enseñarnos la historia, no son los títeres felones que ponen rostro, nombres y apellidos, a las viles traiciones y vulneraciones de la legalidad que se cometen. 

Un felón solo puede operar cuando las circunstancias le son FAVORABLES (subrayo); es decir, cuando se dan las condiciones adecuadas en la superestructura sociopolítica y cultural para permitirle delinquir con garantías de éxito y con total impunidad.

LA IZQUIERDA ILUSTRADA (dominio de la superestructura)

Yo sostengo la tesis, que a continuación expondré y argumentaré, de que nuestra “izquierda ilustrada” (leídos marxistas) ha sido la verdadera y única culpable que ha facilitado y posibilitado no solo el golpe procesista en Cataluña, sino también el “golpe-moción” de Pedro Sánchez.

Fue el propio Jürgen Habermas, haciendo suyas las conclusiones de Adorno y Horkheimer en “Dialéctica de la Ilustración”, quien reconoció que lo que subyacía bajo la dialéctica marxista (lucha de clases) era en realidad una dialéctica nietzscheana de “dominio y control”. El que fuera un joven radical y peligroso bolchevique (en el parecer de Horkheimer) fue evolucionando política y filosóficamente hasta devenir un convencido socialdemócrata.

Habermas había entendido que el objetivo último que perseguía el marxismo, es decir, el dominio y control de la superestructura a través de una necesaria dictadura proletaria, era la clave para conseguir una transformación social efectiva. Seguía compartiendo los fines del marxismo, pero no los medios revolucionarios bolcheviques para alcanzarlos.

Voy a insistir en este punto: entender a Habermas y su evolución intelectual nos permitirá entender a nuestra propia “izquierda ilustrada”.

Recordemos que nuestra actual “izquierda ilustrada”, la más veterana sobre todo, procede mayoritariamente del ya extinto PCE (partido comunista español). No lo olvidemos, como tampoco debemos olvidar los orígenes “bolcheviques” del joven Habermas.

BREVE RECORRIDO HISTÓRICO

Nuestra “izquierda ilustrada”, a partir de los años 50 y 60, “colonizó”, controló y dominó, las universidades españolas. Intelectuales falangistas como Aranguren, Ridruejo y Entralgo, obsesionados por la “justicia social” y las relaciones entre ética y moral, abrieron la puerta de atrás para que se colaran los comunistas, también de la mano de los jesuitas y la Iglesia de la liberación. La universidad española pasó, así, de estar bajo el control de numerarios del Opus a estar dominada por la moralina falangista-comunista. La justicia social se convirtió en el nuevo Dios al que había que adorar.

Una vez logrado el dominio en las universidades españolas resultó fácil adoctrinar a varias generaciones de jóvenes en la “verdad socialista”. En las facultades ya no se leía a Ortega, ni a Zubiri ni a Morente. Ya solo se leía a Marx y a todos sus intérpretes, marxismo en todas sus variantes, de todos los colores y para todos los gustos.

Poco a poco, las ideas socialistas, que coincidían mucho con las falangistas del “pan y la justicia” se fueron propagando, legitimándose como alternativa “democrática” al régimen franquista. La patria, sin embargo, uno de los pilares básicos que defendía el falangismo, no les importaba. España se la “soplaba” (Fernando Savater) o se la “sudaba” (declaración reciente de Félix Ovejero). En su afán por defender un “patriotismo constitucional”, desligándolo de la necesidad de preservar la idea de nación, nuestros socialdemócratas le allanaron y facilitaron el camino de la subversión a los particularistas periféricos. Así sucedió en Cataluña y en Vascongadas, donde el socialismo (PSV y PSC) traicionaron durante décadas el “hecho serio de ser español”, siempre poniéndose de perfil, siempre EQUIDISTANTES ante los atropellos a la lengua, las libertades y derechos de TODOS los españoles.

CONCLUSIÓN

Hace unas horas, todo un “presidente” de la nación española ha lamentado en el Congreso la muerte por suicidio de un asesino etarra. Casi al unísono, una iletrada comunistoide ha reconocido que la ley de Violencia de Género se hizo para perseguir y dejar fuera de la ley al pensamiento disidente.

Nuestra “izquierda ilustrada” se afana en desvincularse de estas izquierdas progres, reaccionarias o indefinidas, pero ella es la madre de todos estos engendros; era a ella a quien “España se la soplaba” y le importaba una higa, porque consideraba algo pecaminoso sentirse “orgulloso por ser español” (Mikel Arteta). Nuestras “izquierdas ilustradas” también han sido el muro de contención ideológico contra VOX, desde Sampayo, Arcadi Espada, Manuel Ruíz o Gregorio Morán… hasta diputados de C´s y del propio PP (CAdT). Todos se apuntaron al legítimo deporte de perseguir al “facha”. Por supuesto, también todos los medios de comunicación arremetieron contra VOX.

Cuando una ideología (la marxista) domina y controla toda la superestructura de una nación, desde las instituciones educativas, medios de comunicación, organismos culturales… puede decidir, incluso, DESTRUIR la propia nación; ninguneándola, troceándola y convirtiéndola en “nación de naciones”; negando, incluso, su propia realidad histórica, como viene haciéndose en Cataluña y Vascongadas durante décadas y sin que nadie chiste.