domingo, 22 de noviembre de 2020

UNAMUNO, UN ADELANTADO "POSMODERNO"


INTRODUCCIÓN

El innegable éxito de la filosofía posmoderna, heredera de la hermenéutica y el deconstruccionismo, ha provocado una reacción contra sus postulados estético-interpretativos; una reacción, a menudo airada, que vuelve a reivindicar la filosofía más realista y materialista.

¿Pero realmente es posible una filosofía materialista que prescinda totalmente de lo que los griegos denominaron pneuma, esa suerte de espíritu mítico, soplo divino, Ser, Uno o “gran Otro”?

Gustavo Bueno, a través de su propuesta de MF (materialismo filosófico) intentó superar, incluso, la metafísica inherente al propio Diamat (materialismo dialéctico), al darse cuenta de que el marxismo no era científico ni, por supuesto, podía fundamentarse en un monismo imposible. Según Bueno, la esencia del materialismo es el pluralismo. Por eso, a partir de una Materia Ontológica General, que podría considerarse la análoga a una realidad primera o Realidad-fundamento (Xavier Zubiri), Gustavo Bueno formuló su tesis sobre los tres géneros de la materia: M1, M2, M3. De esta manera, daba cuenta de los fenómenos psíquicos (¿espirituales?) que interpretaban y operaban con los entes corpóreos (M1) y con la materia inteligible (matemáticas y leyes físicas) que conformaban el género M2.

Sin embargo, como ya se ha señalado, esta propuesta de Materia Ontológica General no evitaba la necesidad de incorporar el género M3; los fenómenos psíquicos que interpretan y dan sentido al resto de géneros de materia, pues, en el parecer de Bueno, el espíritu no es más que un subproducto dialéctico en relación a la materia (cita textual).

Lo que consiguió Gustavo Bueno, en mi opinión, fue triturar a Hegel a través de la puesta del revés de Marx; es decir, G. Bueno aceptó la intervención de un componente psíquico, como subproducto dialéctico, que interpretaba la realidad material (M3), pero negando que dicho “componente psíquico” pudiera entenderse como un motor espiritual (Hegel) que actuara como un sujeto activo en el devenir de la historia. También Marx fue triturado, pues si no existía un motor espiritual, que permitiera avanzar hacia el fin último de la historia, tampoco existía un “motor de lucha de clases”, al cabo, otra idea hipostasiada que se aceptaba como un modo de ser real que no era sino una idea virtual o un modo de pre-ser vivenciado en la conciencia.

VIRTUALIDAD y PRE-SER VIVENCIADO

Ni siquiera Gustavo Bueno pudo prescindir del género M3, al cabo el núcleo fuerte de la filosofía posmoderna: los procesos psíquicos que interpretan y dan sentido a la realidad que nos envuelve.

A efectos prácticos, pienso, no importa tanto que G. Bueno triturara el supuesto cientifismo marxista, demostrando que, al cabo, el Diamat contenía metafísica y era una suerte de teología secularizada (cita textual); algo parecido a lo que ya señalara Ortega y Gasset, cuando se refirió al marxismo como una forma de pseudomoral eslava; o cuando Bertrand Russell, uno de los críticos más firmes contra el marxismo, lo consideró como una suerte de pseudofilosofía. Por supuesto, fue Heidegger quien vio con claridad meridiana que el marxismo era una pseudoreligión

Todos estos filósofos ya “intuyeron” la verdad que Gustavo Bueno desveló a través de su triturador MF: el marxismo no dejaba de ser un idealismo ebrio de metafísica, que se arrogaba, como la  prepotencia esquizofrénica que era (Sloterdijk), ser el portador de la única conciencia “buena y justa”.

Pero decía que, a efectos prácticos, no importa la trituración de Gustavo Bueno, pues siempre quedarán posmodernos (como veremos a continuación) y Armesillas (nostálgicos comunistas) que continuarán la obra de la pseudoreligión marxista, prepotencia ideal-comunista al cabo.

¿Pero qué implica que el marxismo se refiera a sí mismo como la única conciencia verdadera?

Implica proclamar una verdad endiosada que parte, inevitablemente, de una idea virtual vivenciada en la conciencia”. Pero la verdad marxista no es una verdad que tenga una correspondencia entre proposiciones y hechos, al modo aristotélico, sino que es una "verdad" o pre-verdad que ansía y aspira a llegar a ser; es una verdad virtual que desea consumarse en la realidad material a través de la praxis operativa.

LA FILOSOFÍA POSMODERNA

Fue la Escuela de Frankfurt la que descubrió estas “debilidades del marxismo”, entendiéndolo como forma de “verdad virtual prepotente”. Y los filósofos alemanes, otrora marxistas, con Adorno y Horkheimer a la cabeza, iniciaron una reinterpretación de los postulados del marxismo por tal de limar su celo dogmático y rescatar, al tiempo, sus supuestas bondades.

¿Qué había de bueno en el marxismo? Según los filósofos de la Escuela de Frankfurt, del marxismo había que rescatar su ideal emancipatorio, su lucha para liberar a los oprimidos. Pero los oprimidos ya no eran, tan solo, quienes pertenecían a la clase del proletariado, sino que oprimido podía ser todo aquel que tuviese conciencia (vivencia subjetiva) de ser víctima; incluso quienes tuviesen conciencia de pertenecer a colectivos agraviados históricamente debían ser reconocidos como víctimas. Se imponía, así, el pensamiento sensible que legitimaba las reivindicaciones feministas, pero, ojo, también las reivindicaciones emancipatorias de colectivos homosexuales o colectivos etno-nacionales (particularismos tontilocos).

La posmodernidad repartió, tan alegre como inconscientemente, carnés de víctima. Y con el transcurrir del tiempo, estas víctimas, de nuevo endiosadas en sus verdades dolorosamente sentidas, y como antes hiciera el marxismo, volvieron a mutar en conciencias dogmáticas y prepotentes. El primer feminismo liberal mutó en femimarxismo, que no feminazismo, pues, como acabo de demostrar en esta exposición, el feminismo radical bebe del ideal emancipatorio marxista. De manera parecida, los primeros movimientos emancipatorios de colectivos homosexuales, claramente liberales, devinieron con el tiempo una pseudoreligión denominada ideología LGTBI.

Y en medio de toda esta vorágine irracional y psicoestética, empeñada en reivindicar sentimentalismos a través de victimismos instrumentalizados, aparecerá Habermas, disfrazado con los ropajes del ilustrado de izquierdas, racional y sensato. 

Pero Gustavo Bueno, como no podía ser de otra manera, también trituró al hijo aventajado de la Escuela de Frankfurt, considerándolo el creador de "El mito del ideal del diálogo” (cita textual). Gustavo Bueno desenmascaró al diálogo habermasiano como la necesaria herramienta a través de la cual las democracias deliberativas dan forma a una nueva verdad, no metafísica, sino consensuada con la participación de todos (¿de todos, realmente?); una verdad creada en los laboratorios de la política, por supuesto diseñada por las elites globalistas; la reedición, con otras vestimentas, del antiguo ideal internacionalista marxista, ahora reinterpretado como teleológicos supranacionalismos y transnacionalismos. Diálogo, consenso, democracia deliberativa, ética en el discurso… ideales imposibles, metafísica y nuevos mitos al cabo.

¿QUÉ QUEDA DESPUÉS DEL MITO SINO NUEVAS FICCIONES MÍTICAS?

Triturados los mitos del marxismo, y por ende los de sus hijos posmodernos; y triturado el idealismo habermasiano, ¿qué nos queda para dar sentido a nuestras existencias?

Me atrevería a decir, siguiendo a Unamuno, que si el mito no existiera habría que inventarlo, de la misma manera que el genial vasco (español por los cuatro costados) proclamó que “si no existiera Dios, tendríamos que inventarlo”. En esta frase, tan unamuniana, se resume perfectamente la verdad posmoderna. Y es que Unamuno entendió, mucho antes que los sesudos alemanes de la Escuela de Frankfurt y sus hijos posmodernos (Foucault, Derrida, Deleuze…), que no importaba tanto tener certeza de una verdad como obligarnos a creer en dicha verdad. Unamuno lo llamó, intuitivamente, autoengaño existencial. Pero Peter Sloterdijk, hilando más fino, lo ha denominado autohipnosis consciente; un ejercicio voluntario de la conciencia para obligarnos a creer en lo que la razón no nos permite creer.

La ficción, la pre-verdad o el pre-ser virtual que se manifiesta y actualiza en la conciencia, cobra vida propia en la nivola "Niebla", donde el personaje de Augusto Pérez llegó a mostrarse a través de un modo de ser tan real que, incluso, se permitió dialogar de a tú a tú con "su dios": el propio Unamuno que escribía la vida, historia o relato, del atormentado Pérez. La meta-ontología que desarrolla la obra unamuniana es sublime. 

La poiesis (acción creativa) que lleva a cabo Unamuno, ya no consistirá, como en la Grecia clásica, en crear dioses y mitos, sino en "imaginar" al sujeto como un dios capaz de crear al Dios que, a su vez, le creará a él mismo.

En "Niebla", Unamuno entendió perfectamente que la existencia no tenía sentido sin un relato que llenara con historias, mitos y ficciones, el terrible vacío inherente a la misma. ¿Y qué mejor ficción que la de un dios que sueña o imagina a su Dios?

Obligándose a llegar hasta los propios límites de la ficción, Unamuno llegó a escribir que el personaje ficticio de Alonso Quijano se le antojaba más real, más de carne y hueso, que el propio Miguel de Cervantes. ¿Por qué no? ¿No fue, en definitiva, Alonso Quijano, en su modo de ser universal "El Quijote", quien realmente dio sentido y significado a la existencia de un pobre mortal llamado Miguel de Cervantes?

Y es que Unamuno, antes de que Derrida se sacara de la manga el invento del deconstruccionismo, ya se atrevió a deconstruir, magistralmente añado, la obra magna de la literatura española: "El Quijote".

 "Vidas de Don Quijote y Sancho" no solo es una confesión agustina donde Unamuno se psicoanaliza introspectivamente, desnudando su ser más íntimo a todos sus lectores. Es mucho más. Unamuno, erigido en "dios" o creador todopoderoso, llegará a proclamar que él había entendido y desvelado la esencia que subyacía en "El Quijote" mucho mejor que el propio Miguel de Cervantes. He ahí un endiosamiento creador que solo sería superado, años más tarde, por los filósofos posmodernos.

La obra "Vidas de Don Quijote y Sancho" deconstruye la obra original de Cervantes reinterpretándola y, hasta cierto punto, incluso reescribiéndola, y con no pocas dosis de análisis psicológico y social. Así, Unamuno no solo llegó a la posmodernidad antes que los filósofos posmodernos, sino que se adelantó al trabajo de la Escuela de Frankfurt, valiéndose, a través de su particular modo de crear ficciones, de análisis psicológicos y sociales para, a través de esas vías, poder llegar a descubrir el alma (esencia espiritual) de los personajes cervantinos.

CONCLUSIÓN

En definitiva, la acción operativa en política, muy bien entendida por Unamuno, pero también por Gustavo Bueno, debe consistir en triturar los mitos de los “otros” y, al tiempo, resucitar y legitimar nuestros propios mitos nacionales. No importa que dicha legitimación moral y vital se realice a través de vías intuitivo-irracionales (Unamuno) o a través de una racionalidad bien argumentada y fundamentada (Gustavo Bueno).

Si todo mito es inevitablemente relato, como sostienen los posmodernos, y es una necesidad constitutiva del ser humano dotar de sentidos y significados (relatos) su existencia, no nos queda más remedio que “mitificar” y crear relatos, pero relatos y narraciones hechos a “imagen y semejanza” de los hombres de carne y hueso que somos.

Parafraseando a Gustavo Bueno: “el relato que no impongamos nosotros lo impondrá la conciencia contraria y antagónica a la nuestra”. Así ha sucedido siempre a lo largo de la historia. Las civilizaciones y naciones que desaparecieron a lo largo del tiempo, lo hicieron porque, primero, perdieron su fuerza vital y espiritual (pneuma); perdieron la fe en sus respectivas razones de ser; dejaron de creer en “sus verdades” y acabaron autoinmolándose.

No sé a vosotros, pero a mí no me vale el relato marxista, ni los relatos LGTBI, LBM o femimarxistas; tampoco me vale el tramposo relato del idealismo habermasiano, que lo mismo “prefiere a Podemos mil veces antes que a VOX” que proclama que “España se la suda”.

Como dijo un gran español, gran admirador de Unamuno: “Hay que anteponer la poesía que promete (nuestro relato nacional) a la poesía que destruye (relatos internacionalistas y globalistas).

lunes, 9 de noviembre de 2020

SERIE DE TV YEARS AND YEARS (los peligros de la posmodernidad))

INTRODUCCIÓN

Las series actuales, sobre todo las de Netflix y HBO, son ricas en contenidos "posmodernos"; todas ellas están impregnadas de esas moralinas, tan de moda, que se arrogan juzgar y decidir quiénes son los nuevos herejes que deben arder en las hogueras de los movimientos femimarxistas, woke, LGTBI, LBM, animalistas y eco-veganos. Hay hogueras disponibles en todos los colores y para todos los gustos.

Se me dirá que siempre ha sido así a lo largo de la historia; que la ficción cinematográfica siempre ha pecado, desde sus comienzos, de sesgos ideológicos y de tendenciosos maniqueísmos. Seguramente, pero nunca con el descaro y la soberbia que muestran las prepotentes ideologías surgidas a la sombra de la posmodernidad.

LA CONCIENCIA FRACTURADA

Me gusta escuchar a mi hija, y con atención expectante, cuando me recomienda las últimas series televisivas del momento. Gracias a ella he descubierto series buenorras como "Sex education", "Descubriendo a Alaska", "Dark" o "Euphoria". Pero no doy abasto para ponerme al día con tantas recomendaciones.

Todas estas series, y es a lo que iba, están impregnadas de inevitable ideología LGTBI, pero, además, inciden en un tema crucial que caracteriza al pensamiento posmoderno: mostrar una fractura espacio-temporal de la conciencia a través de la ficción.

Estas series logran, a través de diferentes recursos, hacer pasar por ""real" lo que no es sino mero pre-ser o modo de ser imaginado en la conciencia. De hecho, todas las obras de ficción descubren y plantean sugerentes posibilidades de ser que podrían llegar a darse en la "realidad abierta". 

Pero las series de TV actuales van más allá de la mera intención de mostrar posibilidades del ser; en la mayoría de ellas subyace una clara INTENCIONALIDAD de "crear conciencia", es decir, de implantar nuevas verdades que son, primero, vivencias o experiencias de determinados colectivos sociales.

En "Euphoria" la conciencia se fractura espacio-temporalmente a través de las drogas, también muy presentes en otras series. Y dicha conciencia fracturada casi siempre es feminista (las protagonistas son chicas). Y esta "buena conciencia" también es transgresora, activa sexualmente y consumidora de sustancias alucinógenas.

Ya no podríamos imaginar ninguna serie posmoderna sin el habitual recurso del "flash back"; una manera de romper la espacio-temporalidad del relato ficticio que nos permite convertirnos en una suerte de dios omnipresente para, así, poder seguir y entender mejor los actos de los personajes. He ahí una de las premisas del psicoanálisis: poder llegar al autoconocimiento personal a través del análisis del pasado.

En "Dark", por ejemplo, se juega con la fractura espacio-temporal a través de los viajes en el tiempo; otro recurso muy manido y recurrente en las series de TV de hoy. ¿Cuántas series han utilizado de alguna u otra manera los viajes en el tiempo para crear realidades en la ficción? ¿Y qué me decís de las series distópicas, que están a la orden del día, y que "imaginan" cómo sería hoy el mundo si el devenir de la historia hubiese sido distinto?

CONCLUSIÓN

Las series posmodernas han entendido que el presente no es nada, y que todo puede reducirse a pasado y futuro. Los personajes en la ficción que seguimos en las series de tv actuales son una síntesis de lo que fueron, pero, sobre todo, de lo que "podrían llegar a ser". De este modo, y a través de la ficción,  la posibilidad de llegar a ser se consuma en nuestras mentes, manifestándose y actualizándose en nuestras conciencias como un modo de ser que, de facto, ya es. 

Y aquí quería llegar:

Resulta evidente que en la serie "Years and years" también se juega con el recurso de la fractura espacio-temporal, pero, en mi opinión, se hace de forma peligrosa e inmoral.

Bien está que una serie de ficción nos permita imaginar cómo sería el mundo si el eje germano-japonés hubiese ganado la II Guerra Mundial. Pero, cuidado, porque en "Years and years" se va mucho más lejos, porque su ficción no se retrotrae a personajes y hechos del pasado, sino a circunstancias muy actuales.

"Years and years" plantea la posibilidad, ni más ni menos, de que Donald Trump acabe lanzando una bomba atómica sobre China. Se toma partido, descaradamente, contra la realidad y la verdad del presente (Trump, precisamente, no ha participado en nuevas guerras). Y esta tramposa ficción se utiliza instrumentalmente para crear en las conciencias de los espectadores una POSVERDAD (en realidad pre-verdad) que, en las mentes más simples, se vivenciará como "verdad de facto".

En serio, he alucinado al comprobar a qué grado de manipulación y adoctrinamiento social están llegando las actuales series posmodernas de TV.

ESPAÑA COMUNISTA (reflexión escrita en 2014)

INTRODUCCIÓN


José, un comentarista de este humilde blog, me decía que, hasta hace poco, se negaba o no quería creer en mis pesimistas análisis de la realidad.
He descubierto está reflexión, escrita en 2014, donde ya se podía prever, perfectamente, todo lo que estaba por llegar y que, desgraciadamente, ya estamos padeciendo.

Desde hace ya algunos años vengo sosteniendo, en diferentes foros y a través de debates dialécticos, que España es esencialmente comunista, es decir, que su idiosincrasia, forma de ser y de pensar, ha estado desde siempre orientada a la consecución de utópicos supremacismos.

Habrá quien erróneamente me rebata, argumentando que la esencia más española, a lo largo de la historia, ha sido el catolicismo. Sin embargo, lejos de rebatirme, me estará dando la razón.

Y es que, sin la presencia a lo largo de los siglos de un carpetovetónico catolicismo, que impregnó de utópico supremacismo la conciencia colectiva de las masas, jamás hubiese sido posible en España la deconstrucción o reinterpretación del mismo en forma de doctrina comunista.

El catolicismo, de hecho, lejos de impedir la proliferación del comunismo se convirtió en su necesario caldo de cultivo. Tan solo bastó, para ello, que alguien se diera cuenta de que allí donde el supremacismo religioso hablaba de creyentes desposeídos era necesario, adaptándose a nuevos contextos históricos, referirse a creyentes proletarios.
Fue el ingenioso Marx quien supo ver que las masas necesitaban creer en un fin último utópico; y frente al engaño del supremacismo religioso (alcanzar la felicidad en la otra vida) supo articular un nuevo engaño, o nueva conciencia, que prometería la felicidad en un idealista Estado socialista.

No volveré a insistir en los más que evidentes paralelismos entre cristianismo y marxismo, pero sí señalaré que aquellas sociedades, que históricamente sí supieron desprenderse del supremacismo católico, evolucionaron hacia ideologías liberales más respetuosas con las libertades individuales.

Podríamos concluir, por tanto, que si el protestantismo, sobre todo el anglosajón, propició y favoreció un pensamiento más liberal, el catolicismo fue el padre religioso de un hijo comunista y ateo. Sí, es cierto que padre e hijo creen en diferentes aspiraciones supremacistas pero, al cabo, los dos son fervientes creyentes y persiguen parecidos fines últimos en forma de utópicos mundos felices (paraíso y socialismo utópico). "De tal palo tal astilla".

Si profundizamos al respecto, resulta fácil comprobar que, tanto el catolicismo como el comunismo hacen mayor hincapié en la necesidad de trabajar comunitariamente, mientras que protestantismo y liberalismo enfatizan más en las bondades del esfuerzo y el sacrificio individual.
La creación de una sociedad comunista conllevará, por tanto, a una serie de indeseables consecuencias:

CONSECUENCIAS

Destierro del esfuerzo: la primera consecuencia, inevitable, en una sociedad que se conduzca y apueste por el trabajo comunitario en detrimento del trabajo más individual, es que se creará una sociedad igualitaria que no distinguirá entre los mejores y los peores; no diferenciará a los más esforzados de los más perezosos. Si todos deben aportar, teóricamente, una misma cantidad de fuerza de trabajo a cambio de una igual o parecida retribución... ¿Para qué destacar o sobresalir? ¿Para qué un esfuerzo superior al de otro igual si, al cabo, ambos obtendrán los mismos beneficios?

Destierro del mérito y la excelencia: despreciado el esfuerzo como fuente generadora, no solo de trabajo, sino también de progreso y de riqueza, se formará una sociedad mediocre que no sentirá aspiración ninguna por mejorarse a sí misma; que evitará cualquier sacrificio necesario para aspirar a la excelencia. El vacío dejado por la ausencia de una ciudadanía responsable, defensora de sus derechos pero también cumplidora con sus obligaciones a través del trabajo esforzado, será ocupado por unas masas eternamente descontentas e insatisfechas, que buscarán la felicidad a través del mínimo esfuerzo y reclamarán que sea el Estado quien garantice su bienestar.

Pobreza generalizada: cualquier sociedad que destruye a sus propias élites intelectuales, desterrando el mérito y la excelencia de sus aulas, es una sociedad condenada a la autoinmolación vital. Sin la creación aristocrática (de los  mejores) ninguna sociedad puede progresar ni evolucionar, sino que permanecerá anclada en un triste y sempiterno presente de miseria. La pobreza acabará instalándose en todas las capas sociales de la población y los mejores, de haberlos, se verán obligados a emigrar a sociedades que sí sepan valorar sus conocimientos y, sobre todo, que reconozcan su esfuerzo personal.

Estado omnipotente: una vez empobrecida la sociedad, hasta el punto de que se muestre incapaz de crear riqueza, porque no existen las suficientes iniciativas privadas generadoras de la misma, el Estado no tendrá más remedio que asumir el rol de empresario para dinamizar la actividad económica y garantizar la supervivencia de la población.  Pero dichas acciones dinamizadoras, en tanto que alejadas de las leyes del mercado libre, serán inútiles e improductivas, es decir, no generarán riqueza , pues se llevarán a cabo sobredimensionando el peso de las administraciones públicas. Se crearán ingentes cantidades de funcionarios, que desempeñarán labores innecesarias, las cuales, sin embargo, justificaran la creación de puestos de trabajo. Trabajo, repito, que no solo no generará riqueza, sino que estará destinado a expoliar fiscalmente al resto de la ciudadanía. La clase funcionarial se convertirá, así, en nueva clase privilegiada.

Inevitable dictadura o despotismo político: cuando la población, ya empobrecida, comprenda que no tiene ningún futuro en la feliz sociedad comunitaria que se le prometió, se rebelará o buscará la manera de emigrar a sociedades más maduras y garantes de las libertades individuales. Pero para entonces, cualquier intento de revolución o de disidencia política, así como cualquier intento de huida, será duramente reprimido por un régimen totalitario provisto de un poderoso ejército leal, pero también consentido por un numeroso cuerpo de funcionarios, sumisos y serviles, que no pondrán en peligro sus privilegios y prebendas por tal de defender las libertades del resto de la población.


ANÁLISIS DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA

No hace falta ser demasiado sagaz para comprobar cómo, todas y cada una de las anteriores consecuencias, derivadas de las políticas propias de Estados comunistas, se han dado en España. Tan solo faltan por desarrollarse los dos últimos estadios, que ya llegarán.

Pero ¿Cómo ha sido posible que en una sociedad calificada como liberal o neoliberal (sobre todo por la opinión pública) se hayan dado los tres primeros estadios que caracterizan a todo sistema comunista?

La respuesta es clara: porque España nunca ha sido liberal. De hecho, el liberalismo nunca ha sido una alternativa política real en España.

La socialdemocracia ensayada en España, durante lo que dio en llamarse la Transición, nunca hizo suyos los valores propios del liberalismo, ya que el diseño de dicha falsa socialdemocracia se realizó con el consenso de las anteriores fuerzas del régimen franquista (Falangismo e Iglesia Católica) y las emergentes fuerzas políticas de la oposición (socialismo y comunismo). España se conjuró, desde la derecha y la izquierda, para seguir manteniendo "vivas" las cadenas represoras de la auténtica libertad, que no es libertad económica (como sostiene el marxismo) sino libertad vital.

Vemos, por tanto, que España fue víctima de la tormenta perfecta: la confabulación de los diferentes supremacismos, religiosos y políticos, que durante siglos habían desterrado las ideas liberales de la vida de los españoles.

Así, no debe resultar extraño que, todavía hoy, pocos españoles puedan explicar qué entienden por liberalismo, menos aún que comprendan los principios básicos del liberalismo filosófico.
Resulta realmente increíble la frivolidad con la que la generalidad de las gentes de España no dudan en culpar al liberalismo de todos sus males.
¿Acaso nuestras aulas y nuestros sistemas pedagógicos están orientados al mérito y la excelencia?
¿Se valora en España el esfuerzo y el sacrificio personal?
¿Acaso no deben emigrar nuestros mejores cerebros de un país incapaz de apostar y promocionar la excelencia?
Y, sin embargo, como en los mejores regímenes comunistas, España es uno de los países europeos con mayor número de administraciones fiscalizadoras (centrales, autonómicas y locales) y es uno de los países con mayor cantidad de funcionarios y políticos. ¿Es esto propio de un sistema "liberal"?

¿De verdad que nadie puede ver que España es, en su misma esencia, claramente comunista?
El tradicional grito de guerra en España, tanto desde las derechas como desde las izquierdas, siempre ha sido: ¡más Estado!

Ahora tan solo hace falta que la esencia comunista, desde tiempo inmemorial inherente a la razón de ser española se nos abra y se desoculte  en el claro de las urnas, para legitimarse y materializarse por la vía "democrática", ya que, en su día, no pudo hacerlo a través de inconscientes y peregrinas revoluciones frentepopulistas.
Y por fin, en nuestras graves circunstancias presentes,  aparecerá una nueva oportunidad histórica (favorecida por el dolor de una cruenta crisis)  para que la esencia del comunismo, que siempre ha estado entre nos, latente y al acecho, esperando el momento de "asaltar los cielos", vuelva a reivindicar con orgullo prepotente su razón de ser.
 
Una vez más, el insoportable dolor de una época, y el descontento generalizado (frustración, resentimiento y ansias revanchistas) de las masas, es aprovechado por los defensores de imposibles sistemas utópico-esquizofrénicos.
Ahora solo falta, en definitiva, que alguien (¿Podemos, quizás?) se encargue de desarrollar los dos últimos estadios (Estado omnipotente y dictadura) que caracterizan a toda buena sociedad comunista que se precie de serlo.
 

lunes, 2 de noviembre de 2020

"MENOS QUE NADA" de ZIZEK (primeros apuntes)


INTRODUCCIÓN

El libro “Menos que nada” pretende abogar por una nueva revolución o proyecto emancipatorio radical fundamentado en argumentos lacaniano-maoístas; una nueva manera, en verdad original, de releer y reactualizar a Hegel, para volver a legitimar las transformaciones sociales que son tan del gusto de los marxistas y comunistas de siempre.

El prólogo de "Menos que nada" (2012) se deshace en halagos ante la aparición (nueva posibilidad del ser) de un nuevo partido revolucionario en España: Podemos.

Según Zizek, Podemos está con Hegel. Y para demostrarlo, Zizek reinterpretará a Hegel con la ayuda de Badiou y Lacan, constatando que el nuevo partido político español (Podemos) es digno heredero del filósofo alemán.

Zizek definirá a Podemos como "una posibilidad real de emancipación radical contra la permisividad liberal" (cita textual).

En dicha cita, llama poderosamente la atención la crítica directa al liberalismo que impera en Occidente; un “liberalismo permisivo”, en el parecer de Zizek, que no pone límites a las tropelías del neocapitalismo globalizador.

La crítica al “liberalismo permisivo”, apunta Zizek, también es posible (y válida) partiendo de una interpretación político-filosófica desde la izquierda heideggeriana. Por supuesto, añado yo, porque la verdad de Heidegger es también la verdad de nuestro Gustavo Bueno: “La verdad que no imponga una civilización será impuesta por su antagónica” (parafraseo). Esto lo entendió perfectamente Podemos desde que proclamó su verdad desnuda: su férreo propósito de asaltar los cielos (léase el poder).

Hoy, año 2020, Podemos ya forma parte del gobierno de España. Por primera vez en nuestra joven democracia, surgida tras la caída del régimen franquista, el comunismo ha alcanzado el poder y, como en 1936, ha articulado un nuevo Frente Popular, amalgama de partidos socialcomunistas (Podemos, PSOE), golpistas (ERC y JxC) y filoterroristas (Bildu). La historia se repite.

Alcanzar el cielo, lo divino y Absoluto, ha sido siempre el objetivo de toda ideología teleológica hegeliana. Y por eso Zizek se permite obsequiarnos con esta perla:

Un materialista puede decir que, aunque sabe que no hay dios, la idea de Dios sin embargo le mueve.

Así, partiendo del famoso "algo es más que nada" de Heidegger, y reinterpretándolo, Zizek lo convierte en "menos que nada" porque, en su parecer, la realidad debe ser suplementada por la ficción, es decir, por un relato o narración que pueda esconder el vacío de la misma.

Zizek, como buen comunista, no aceptará la reacción espiritualista de recogimiento interior frente al vacío: budismo y el último Heidegger, y apostará por la acción externa a través del materialismo dialéctico, científico e histórico, de Badiou, para, así, llenar el vacío de la existencia de contenido, sentido y significado. Pero, además, aportará toda una fundamentación pretrascendental, característica de la subjetividad moderna que, según Zizek, ya se hallaba en el “Parménides” de Platón. El contenido transcendental que aporta la subjetividad moderna para rellenar los vacíos existenciales, es lo que hoy conocemos como posverdad (pre-ser virtual), que tiene su origen en el marxismo cultural de la posmodernidad; el marxismo enmendado y reinterpretado, crítica teórica mediante, que surgió del hermanamiento entre marxismo y psicoanálisis en la Escuela de Frankfurt.

A través del materialismo democrático de Badiou, y con la ayuda de Lacan (psicoanálisis), Zizek nos explicará cómo ganar "espacios de emancipación" (cómo controlar y dominar la superestructura) para facilitar nuevas revueltas.

Zizek hará suya la figura del ángel asexuado, figura lacaniano-maoísta, que esbozaron Lardreau y Jambet, para convertirla en agente de una emancipación radical.

Pero si Lardreau y Jambet se rindieron, tras comprobar cómo su propuesta mutó en la violencia destructiva de los Jemeres Rojos, Zizek rechazará la claudicación y permanecerá fiel (como él mismo asegura) a la empresa originaría de Badiou: articular espacios para un proyecto emancipatorio radical.

Zizek se referirá a los "caminos excéntricos" de Hördelin como vías para asaltar los cielos, enlazando de esta manera con la hermenéutica heideggeriana.

EL MONJE CON PARAGUAS (sobre Mao)

Zizek recoge en "Menos es nada" la autodefinión que de sí mismo realizó Mao Zedong: "Un monje con paraguas". 

 Zizek, tirando de psicoanálisis lacaniano, interpreta tan "pintoresca" definición como el reconocimiento de una necesidad espiritual, por parte de Mao, de aspirar a una comunión con un Uno o absoluto histórico, pero sustrayéndose de cualquier referente supracelestial. Así, el paraguas actuaría como una barrera metafórica que separaría al monje de lo celestial, permitiéndole a Mao seguir aferrado a la realidad material y terrenal.

Me resultó curiosa y acertada esta interpretación que, en el fondo, coincide con una de las autodefiniciones más célebres de Gustavo Bueno, cuando aseguraba que él era ateo y católico. No hace mucho, también le he leído al ínclito Santiago Armesilla (comunista) proclamar que él es ateo (no cree en supremos entes celestiales) pero también es católico, porque reconoce su legado histórico-cultural, inevitablemente impregnado de la influencia del catolicismo español.

Incluso Gustavo Bueno, marxista, entendió que la historia de verdad, la de los hechos consumados, le había dado la espalda al comunismo. Pero ahí siguen Armesilla, las huestes de Podemos y Zizek obstinándose en seguir siendo "monjes con paraguas", soñadores revolucionarios empeñados en asaltar los cielos, aunque para ello deban cerrar o romper los paraguas.

En mi opinión, los comunistas, como el tramposo Mao, son en realidad prepotentes supremacistas, ergo inevitablemente también son esencialistas y supracelestiales. Sus paraguas, supuestas barreras que les preservan dentro de los límites de la realidad material, son tan solo artificios para enmascarar sus siniestras intenciones: sustituir al Dios cristiano por su dios marxista. 

MATERIALISMO DEMOCRÁTICO VS MATEARIALISMO DIALÉCTICO

Nos dice Zizek, siguiendo a Badiou, que la lucha entre conciencias, hoy, no es entre idealismo y materialismo. Lo que está en juego en la actual dialéctica entre contrarios es determinar el modelo político-filosófico que regirá el destino de Occidente: materialismo democrático vs materialismo dialéctico.

En la política europea ya solo queda el materialismo, pues el idealismo ha sido desplazado de la pugna entre conciencias. Y esto es verdad, pero solo a medias. Y una verdad a medias no deja de ser una mentira. Si nos fijamos bien, con esta afirmación de Badiou, que Zizek suscribe (todo es materialismo), se le está enmendando la plana a la tesis principal de Gustavo Bueno en "España frente a Europa", según la cual la Europa habermasiana es profundamente "idealista".

Sin embargo, Zizek y Badiou sostienen que la política europea actual se desarrolla a través de un antagonismo entre "materialismo democrático" vs "materialismo dialéctico".

En qué quedamos: ¿La política europea es idealista (G.Bueno) o materialista (Badiou y Zizek)?

Pues, en mi opinión, la política europea adopta las formas de un materialismo democrático (habermasiano), pero en su fondo subyace una teleología idealista que aspira a consumar un fin último supranacional y transnacional. Es cierto que los postulados político-filosóficos de la "democracia deliberativa" de Habermas se fundamentan a través de un materialismo fáctico modulado por la acción comunicativa que busca consensos y acuerdos comunes. Pero no es menos cierto, como señalaba Gustavo Bueno, que el fin último de la Europa habermasiana es "esencialista" o idealista, como se prefiera, pues lo que se pretende es superar (anular) la razón de ser de la "nación tradicional" para sustituirla por un proyecto globalista o "internacionalista" (marxista, al cabo), que Habermas rebautizó como supranacional y que debería consumarse, a lo largo del tiempo, como proyecto transnacional.

Pero no perdamos de vista al "otro materialismo", al que Zizek hace referencia y hace "suyo": el materialismo dialéctico. Resulta muy pedagógica y esclarecedora la "interpretación" que de la dialéctica tradicional hace Zizek sirviéndose del psicoanálisis lacaniano. Antes de llegar a Hegel, autor clave en la defensa de su tesis para crear espacios de emancipación radical, Zizek se retrotrae hasta Platón, origen de la dialéctica, para reinterpretar (deconstruir) los conceptos platónicos hasta adaptarlos a sus "revolucionarios intereses" comunistas.

Resumiéndolo mucho, se podría decir que Zizek "despoja" de idealismo o carácter suprasensible a la teoría dualista de Platón, afirmando que lo suprasensible (mundo de las Ideas) era en realidad un "modo de pre-ser" (imaginado) del verdadero ser aparente y material. De esta manera adapta el dualismo platónico a los dictados de la dinámica de la conciencia hegeliana, donde se consuma la síntesis entre pre-ser y ser. A nadie puede escapársele que lo que pretende Zizek es legitimar el materialismo dialéctico-teleológico marxista, pero despojándolo de "idealismo" o esencialismo suprasensible. Pretende hacernos creer que la teleología hegeliana (idealista), como antes la platónica, era en realidad materialista, porque se sustentaba y partía desde y a través de la propia realidad material. Algo muy parecido a lo que defendía también Gustavo Bueno y, por cierto, también Xavier Zubiri, cuando aseguraban, respectivamente, que todo surge de una primera Materia Ontológica General (Bueno) o de una Realidad-fundamento (Zubiri).

Zizek, por tanto, viene a coincidir con un esencialismo místico-heideggeriano, y no tanto con el existencialismo ateo-Sartriano. La esencia (ese pre-ser que ya es en-sí-mismo un modo de ser real en la conciencia), no precede a la existencia, como postuló Platón y más tarde el judeocristianismo, ni tampoco es un constructo (construcción) que se "elabora" después de una apriorística existencia (Sartre).

¿En qué coincide, entonces, Zizek con Heidegger?

Ambos aceptan que la esencia (sentido y significado) ya está presente en el mismo ser, y que de lo que se trata es de "desvelar" o descubrir ese pre-ser que subyace en el ente real a través de la imaginación (dirá Zizek) o mediante la poesía (Hördelin) y la reflexión expectante (Heidegger). En ambos casos, pero, se legitimará un sentido, es decir, se podrá justificar una razón de ser a partir de las "bondades" que se le atribuyan a la esencia, por supuesto, hermenéutica interpretativa mediante.

CONCLUSIÓN

La conclusión a la que llegará todo aquel que no porte anteojeras ideológicas, es que, a través del materialismo dialéctico, lo mismo se podrá llegar a legitimar un fin último comunista que un fin último nacionalsocialista. Heidegger ya dejó constancia de esta observación, pero no tan explícitamente, en "Caminos de bosque". Pero también el materialismo democrático habermasiano, por mucho que se fundamente en las bondades apriorística atribuidas a la democracia deliberativa y el consenso, legitima un europeísmo transnacional, al cabo también un soñado o imaginado fin último teleológico.

Desde el materialismo filosófico de Gustavo Bueno podríamos preguntarnos:

¿Y si todo hijo de vecino, comunista, otrora nacionalsocialista y ahora habermasiano, se arroga estar en posesión de su verdad teleológica, qué nos impide a los españoles volver a soñar con ideas eternas (Zizek) o aspirar a desvelarlas en el claro del bosque (Heidegger)?

¿Qué nos impide volver a reivindicar la legitimidad histórico-cultural de la razón de ser española? Pues, por lo visto, nos lo impiden TODOS, desde Zizek hasta Habermas, a través de sus diferentes materialismos democráticos y dialécticos. Los unos porque apuestan, como nuestras izquierdas ilustradas, por una teleología posmarxista, rebautizada como europeísmo transnacional, y los otros, porque apuestan, como Podemos, por el resurgir de un nuevo neocomunismo bolivariano.

Tal y como refleja el propio parlamento español, plagado de habermasianos (PSOE, PP y C´S) y de socialcomunistas (PSOE sanchista y Podemos) TODOS están contra la idea de España; todos atentan contra la razón de ser española, todos atentan contra nuestro legado histórico-cultural y religioso, y todos están contra nuestra universal lengua común.

martes, 27 de octubre de 2020

LOS NUEVOS DIOSES (los filósofos de la sospecha)

INTRODUCCIÓN

Siguiendo las apreciaciones de Heidegger, y anteriormente las de Nietzsche, podríamos decir que la muerte de Dios no significó el abandono de las creencias en mundos suprasensibles e idealismos utópicos, sino tan solo la sustitución del Dios cristiano por otros nuevos "dioses".

La necesidad de creer es un rasgo inherente y constitutivo de la naturaleza humana. El ser humano necesita creer para no desesperar (Kierkegaard) y para salvarse del sentimiento trágico de vivir (Unamuno); necesita creer para escapar del anodadamiento (Heidegger) y, en última instancia, para huir del suicidio (Camus). Filosofamos, pensamos y reflexionamos, para poder creer y para no desesperar, esta es la verdad que se esconde bajo la tramposa virtud que nos insta a conocer por conocer (trampa desenmascarada por Nietzsche).

“Si Dios no existiera se tendría que inventar” (Miguel de Unamuno) y, añadiría yo, tendría que “inventarse” a imagen y semejanza de las nuevas conciencias y sus respectivas razones de ser.

Anteriormente, Heidegger ya había caído en la cuenta de que el marxismo era una suerte de pseudoreligión, un nuevo credo o conciencia prepotente, dispuesta a ocupar el lugar de la tradicional conciencia burguesa y su Dios cristiano y occidental. De hecho, pese a las advertencias de Heidegger (silenciado a través del siempre eficaz estigma del nacionalsocialismo), durante el SXX se impuso la fe ciega en un nuevo dios eslavo o conciencia de clase (marxismo), al que Ortega le atribuyó ser el portador de una pseudomoral eslava; una pseudomoral sustituta de la tradicional moral occidental.

LOS ASESINOS DEL DIOS CRISTIANO

¿Hubo premeditación y alevosía en aquellos pensadores que participaron en el “asesinato” del Dios judeocristiano? ¿Existió realmente un interés crítico para poder hallar la verdad, o tan solo les movió el particularismo egocéntrico que les impelía a reivindicar sus respectivas propuestas teóricas o nuevas deidades?

Resulta curioso que, detrás de la crítica al Dios cristiano, por parte de los principales filósofos de la sospecha (Nietzsche, Freud y Marx), siempre subyazca la vindicación de sus respectivos sucedáneos o dioses particulares.

Criptobudismo: Nietzsche fue el precursor de lo que Peter Sloterdijk denominó criptobudismo, una nueva moral que, por cierto, también estuvo muy presente en Heidegger y en la obra de otros pensadores alemanes como Hermann Hesse.

El criptobudismo, o reinterpretación budista del idealismo hegeliano, aspira a un nuevo poshumanismo o, como proclamara Nietzsche, a una nueva clase de hombre (el superhombre). La verdad que le fue revelada a Nietzsche, a través de aforismos cargados de simbolismo, fue casi la misma que halló Heidegger en el claro del bosque; la misma verdad sobre la que Hermann Hesse reflexionaba una y otra vez, obsesivamente, en obras como “El juego de abalorios”, “El viaje a Oriente” o “Siddhartha”.

Se trataría, resumidamente, de hallar la paz espiritual y vivir una vida auténtica; se trataría de huir del engaño (mundo de apariencias) a través de la comunión o el cuidado del ser (Heidegger). Se trataría de buscar la fusión con el Uno absoluto o ser supremo (Hermann Hesse) y de abrazar la verdad de Zaratustra (Nietzsche). Se trataría de utilizar la reflexión meditativa de Heidegger, la meditación budista (Siddhartha) y el ascenso a la cima de Nietzsche para encontrarnos a nosotros mismos a través de vías o caminos de búsqueda y superación.

Nada nuevo que no hubiese descubierto siglos antes San Agustín.

Psicoanálisis: Freud también descubrió un nuevo dios: el Yo. Un dios al que también había que salvar de la vida inauténtica y de las falsas conciencias, por supuesto recorriendo también una vía; el camino de la introspección psicoanalítica. Freud también hizo hincapié en la necesidad de llegar a lo “oculto”, al subconsciente, descubriendo y desarticulando los mecanismos de defensa que el ello y el superyó, en constante conflicto dialéctico, tejían para sumirnos en el sentimiento trágico de vivir y en la desesperación (léase angustia, ansiedad y depresión).

Marxismo: Karl Marx hiló más fino. Se dedicó tan solo a reinterpretar la moral judeocristiana a través de un nuevo catecismo pseudoreligioso que, astutamente, y por recomendación de Engels, rebautizó como manifiesto (El manifiesto comunista), eliminando, así, cualquier connotación que pudiera recordar al tradicional cristianismo occidental. La nueva conciencia marxista, incluso siendo una burda copia del cristianismo, y una perversión que transmutaba, de hecho, los valores cristianos, se presentó al mundo como un nuevo dios; una nueva conciencia con una nueva verdad revelada bajo el brazo.

Hasta aquí los nuevos dioses que los filósofos de la sospecha propusieron como alternativa a los seres humanos: criptobudismo, psicoanálisis  y marxismo. Ahora hablemos de quienes se enfrentaron a ellos, también razón en mano, convirtiéndose en los últimos faros y atalayas de resistencia de Occidente.

RACIOVITALISMO Y EXISTENCIALISMO ESPAÑOLES

Resulta triste y paradójico que la única nación de Occidente que se mantuvo firme en la defensa del Dios cristiano y, por ende, preservó la generalidad de los valores inherentes a la moral occidental, haya sido destruida.

Los dos filósofos más importantes de los SXIX y XX, Miguel de Unamuno y Ortega y Gasset, no solo se caracterizaron por su defensa y amor a España y a su razón de ser, sino que, además, dieron forma a dos propuestas filosóficas originalmente españolas: el raciovitalismo y el existencialismo cristiano; filosofías, o modos de pensar, que se opusieron a las propuestas alternativas de los filósofos de la sospecha anteriormente citados.

Se me dirá que Unamuno no fue tan original como Ortega al esbozar (ni siquiera sistematizó mínimamente su propuesta) su filosofía existencialista, muy desarrollada también por pensadores como Heidegger o Sartre, entre otros. Y yo responderé que el existencialismo español (unamuniano) fue un híbrido que fusionó la filosofía existencial de Kierkegaard con el catolicismo español. Más tarde llegaría Gustavo Bueno, con su materialismo filosófico, para recoger el testigo de estos dos insignes filósofos españoles, para proporcionarnos otra creativa propuesta de salvación. Pero ahora toca rendir homenaje a quienes, en mi opinión, y con permiso de Suárez, Zubiri, Fernández de la Mora, Marías, Morente, Zambrano… han sido (son) los filósofos más egregios que ha dado España para goce y deleite de todos los españoles de bien: Ortega y Gasset y Miguel de Unamuno.


viernes, 16 de octubre de 2020

EL HUNDIMIENTO (caen los diques de contención en España)

INTRODUCCIÓN

Desde que sucedió el atentado del 11M (sin aclarar) y Zapatero alcanzó la presidencia del gobierno, se han ido derrumbando, uno tras otro, todos los diques que debían preservar a España de caer en manos de tiranos despóticos.

Zapatero abrió la puerta a Venezuela (léase a Podemos), pero debió esperar a la llegada del Mesías (Pedro Sánchez) para que alguien, lo suficientemente estúpido y sectario como él, se atreviera a traspasar todas las líneas rojas.

EL PRIMER DIQUE

Ante la gravedad de todo lo que se veía y se sabía, sobre un Podemos bolivariano, que se jactaba de ser un neocomunismo posmoderno,  la sociedad civil seria y responsable apoyó a VOX desde el minuto uno. Se construía, así, un primer dique de contención contra el socialcomunismo en ciernes.

Pero este primer dique de contención fue dinamitado, prácticamente nada más ver la luz, por nuestras recelosas izquierdas ilustradas que, a pesar de saber quién era Podemos, prefirió mil veces, desde el principio, a los podemitas que se declaraban abiertamente anticonstitucionales, antes que a un partido que alentaba a la defensa de la nación; a la nación, esa gran apestada a la que a muchos de nuestros rojos ilustrados se la sudaba.

Una vez inutilizado el primer dique de contención (VOX), estigmatizado y vilipendiado por la generalidad de los partidos políticos, la misma izquierda ilustrada, artífice de su derrumbe, construyó un ilusorio "dique de ensueño". 

EL SEGUNDO DIQUE

Nuestros sesudos bizantinos (izquierdas ilustradas) se obligaron al autoengaño y se obstinaron en autoconvencerse de que, en realidad, Sánchez estaba engañando a toda la antiEspaña (podemitas, secesionistas y tontilocos). De hecho, ninguno quiso ver que la moción de censura fue, en realidad, un golpe-moción orquestado junto a los rebeldes catalanes.

Fueron muchos los Javier Marías que, autohipnosis mediante, se negaron a ver la realidad de los hechos.

Resultó muy significativo que, precisamente el hijo de Julián Marías, que debería haber leído la obra de su padre, hiciera caso omiso de las pedagógicas enseñanzas que mostraba la "España inteligible". Tal fue la ceguera sectaria del hijo de Julián, como la de muchos marxistas que, hasta no hace mucho, aún tenían fe en que el psicópata de Moncloa daría un cambio de rumbo a sus políticas dictatoriales. Félix Ovejero certificó el derrumbe de este segundo dique.

EL ÚLTIMO DIQUE

La izquierda ilustrada, perpleja y sin dar crédito, todavía, a los hechos graves que se suceden en la realidad, se aferra, entonces, a su último dique de contención: Europa.

Pero este último dique, amigos míos, también es un "dique de ensueño"; un falso dique construido con la argamasa de la desesperación de quienes saben que el final está muy cercano.

CONCLUSIÓN

Obsérvese que nuestra "izquierda Ilustrada" ha estado implicada, directa o indirectamente, en  todas las acciones necesarias para dinamitar los sucesivos diques de contención que se construyeron contra el socialcomunismo. Primero, nuestros "leídos marxistas" señalaron a VOX como el enemigo a batir, retirando la diana de Podemos. Segundo, se aferraron a sus "deseos idealistas", obligándose al autoengaño (ensoñación) para no reconocer la realidad fáctica (cínicos habermasianos). Y, tercero, ahora han construido otra "falsa ilusión", deseando que Europa nos salve del desastre.

Nuestros autodenominados "constitucionalistas" han sido pieza clave y necesaria para el triunfo del golpe socialcomunista. ¿Por qué? Pues por una sencilla razón: porque siempre preferirán mil veces una dictadura comunista a una democracia donde gobierne la "derecha". Así de simple.

viernes, 2 de octubre de 2020

ESTILOS COGNITIVOS (aplicación política)

 INTRODUCCIÓN

Todos los individuos desarrollamos una determinada personalidad o forma de ser a partir de nuestra herencia biogenética y la suma de la influencia de factores ambientales y culturales. Los estilos cognitivos (maneras de enfrentar y aprehender la realidad) también estarán predeterminados biogenéticamente y modulados por factores circunstanciales.

Uno de los estilos cognitivos más estudiados, para determinar cómo nos relacionamos con el entorno y qué respuestas generamos en el mismo, es el DIC (dependencia/independencia de campo).

DEPENDENCIA E INDEPENDECIA DE CAMPO

Para no extenderme demasiado, he seleccionado algunas de las características de cada polo del estilo cognitivo DIC, según Jonassen y Grabowsky (1993):

Dependientes de campo: son individuos gestálticos que aceptan la estructura (lo que es); se orientan por los hechos y buscan soluciones pragmáticas adaptándose a la realidad problemática. Son individuos flexibles e improvisadores, disponen de habilidades sociales y son buenos comunicadores.

Independientes de campo: son individuos analíticos que generan una estructura propia (lo que debería ser); se centran en el estudio del concepto y filosofan y/o teorizan por tal de hallar una solución ideal a una realidad problemática. Son individuos rígidos que suelen destacar un rasgo (considerado relevante) para explicar una realidad compleja; son metódicos y científicos (o aspiran a serlo).

IMPLICACIONES POLÍTICAS (resolución de conflictos)

La acción política tiene como misión operar en la realidad por tal de resolver los conflictos de la polis y dar respuesta a los problemas de los ciudadanos.

Y la praxis política, como la acción de cualquier individuo inmerso en unas determinadas circunstancias, estará determinada por el estilo cognitivo inherente a dicha praxis, es decir, toda acción política se orientará hacia el contexto (hechos de la realidad) o hacia el concepto (idea) según predomine un estilo cognitivo dependiente o independiente de campo.

Una política pragmática (dependiente de campo) se centrará en ir resolviendo problemas, improvisando y mostrándose flexible ante los sucesivos conflictos que vayan surgiendo en una sociedad. Sin embargo, una política idealista (independiente de campo) se obcecará en mantener unos objetivos últimos rígidos e inamovibles.

LA IZQUIERDA ILUSTRADA (independiente de campo)

Una crítica habitual de nuestras “izquierdas ilustradas” al actual gobierno socialcomunista consiste en señalarle que carece de proyecto político. Nuestra izquierda ilustrada no entiende que se pueda gobernar sin definir, primero, un objetivo último, que, en su docto parecer siempre ha de ser buscar la transformación social que facilite alcanzar la justicia social. Por motivos parecidos critican a VOX, a quienes tildan de populistas y demagogos por no presentar un proyecto político sólido y racional.

¿Pero realmente no hay un proyecto político sólido en el programa de VOX, o se trata, tan solo, de despreciar una propuesta alejada del ideal marxista?

Nuestra izquierda ilustrada, en tanto que independiente de campo, no solo peca de rigidez idealista, sino también de arrogancia y soberbia.

Curiosamente, una de las características del independiente de campo, señalada por Jonassen y Grabowsky, es la tendencia o necesidad de destacar un rasgo relevante por tal de explicar una realidad compleja.

Nuestra izquierda ilustrada ya hace mucho tiempo que decidió creer ciegamente en un rasgo relevante de entre los muchos que podrían extraerse de la compleja realidad histórica: la lucha de clases.

La trampa de Marx, al pervertir la dialéctica hegeliana, convirtió a la lucha de clase en el “motor dialéctico” que explicaba el devenir histórico, y convirtió al nacionalismo en el rasgo relevante negativo para explicar la falta de progreso y la regresión de la razón a estadios de barbarie o de “precivilización”.

La izquierda ilustrada, como el independiente de campo, no acepta la estructura (realidad) tal y como es, sino que filosofa y teoriza por tal de determinar cómo debería ser. En este sentido, leí el otro día un fragmento de Andrés Trapiello, muy querido por nuestras izquierdas ilustradas, que decía lo siguiente:

“El sentido de la existencia consiste en transformar el mundo”.

No pude evitar responder a tan prepotente y marxista aseveración:

“Muy bien, pero seguro que Trapiello no cree que deba ser una ideología liberal-conservadora la que deba llevar a cabo la transformación del mundo”.

CONCLUSIÓN

Así son nuestras izquierdas ilustradas; así son los independientes de campo que, en vez de orientarse por los hechos, se orientan por los conceptos (ideas); así son quienes se obcecan en filosofar y teorizar sobre lo que ellos consideran los rasgos más relevantes de una realidad holística y compleja. Así son nuestros adorables bizantinos, siempre teorizando sobre el sexo de los ángeles, o siempre discutiendo conceptualmente sobre si el peligro que acecha es galgo o podenco, en vez de enfrentarlo operativamente, haciendo y actuando, resolviendo.

Por eso la partida política la está ganando el gobierno socialcomunista (dependiente de campo), buen comunicador, flexible y, sobre todo, improvisador. Y por eso solo VOX ha entendido de qué va el juego y cómo hay que jugar; aceptando las nuevas reglas, es decir, adaptándose y asumiendo la nueva realidad, y no soñando con “realidades ideales” (léase mundos Yupi).

 

viernes, 11 de septiembre de 2020

DOMINIO ILUSTRADO (cómo destruir a España)


INTRODUCCIÓN

Hay que aceptar la realidad y asumir que “España ha sido destruida”. Estoy convencido y no me cabe duda alguna. No he llegado a esta dura conclusión por ser un pesimista ontológico, que lo soy, ni por pecar de victimismo. No hay tampoco, como pudieran sospechar algunos, ningún atisbo de histrionismo grandilocuente en mi aseveración, que es, por cierto, la misma que ya expresó Donald Trump ante una concurrida rueda de prensa. Estas líneas las escribo desde la tristeza y la resignación; desde la tristeza que me produce ver a una gran nación hundida en la miseria económica y moral, y desde la estoica resignación que me obliga a aceptar la derrota sin paliativos ni paños calientes.

La “antiEspaña” ha ganado, finalmente, la Guerra Civil.

Seguimos sin entender cómo ha sido posible que España haya sido tomada al asalto por quienes la desprecian y la odian. Continuamos inmersos en un estado de perplejidad que nos impide hacer un honesto (duro y sincero) análisis retrospectivo de los hechos que vienen sucediéndose desde el “providencial” 11M. Hay miedo y “quienes se mueven no salen en la foto” (que se lo pregunten a Cayetana Álvarez de Toledo, pero sobre todo a VOX).

Como insistiera Ortega, hay que llegar a la raíz del problema. Hay que encontrar a los verdaderos CULPABLES INTELECTUALES que, como suele enseñarnos la historia, no son los títeres felones que ponen rostro, nombres y apellidos, a las viles traiciones y vulneraciones de la legalidad que se cometen. 

Un felón solo puede operar cuando las circunstancias le son FAVORABLES (subrayo); es decir, cuando se dan las condiciones adecuadas en la superestructura sociopolítica y cultural para permitirle delinquir con garantías de éxito y con total impunidad.

LA IZQUIERDA ILUSTRADA (dominio de la superestructura)

Yo sostengo la tesis, que a continuación expondré y argumentaré, de que nuestra “izquierda ilustrada” (leídos marxistas) ha sido la verdadera y única culpable que ha facilitado y posibilitado no solo el golpe procesista en Cataluña, sino también el “golpe-moción” de Pedro Sánchez.

Fue el propio Jürgen Habermas, haciendo suyas las conclusiones de Adorno y Horkheimer en “Dialéctica de la Ilustración”, quien reconoció que lo que subyacía bajo la dialéctica marxista (lucha de clases) era en realidad una dialéctica nietzscheana de “dominio y control”. El que fuera un joven radical y peligroso bolchevique (en el parecer de Horkheimer) fue evolucionando política y filosóficamente hasta devenir un convencido socialdemócrata.

Habermas había entendido que el objetivo último que perseguía el marxismo, es decir, el dominio y control de la superestructura a través de una necesaria dictadura proletaria, era la clave para conseguir una transformación social efectiva. Seguía compartiendo los fines del marxismo, pero no los medios revolucionarios bolcheviques para alcanzarlos.

Voy a insistir en este punto: entender a Habermas y su evolución intelectual nos permitirá entender a nuestra propia “izquierda ilustrada”.

Recordemos que nuestra actual “izquierda ilustrada”, la más veterana sobre todo, procede mayoritariamente del ya extinto PCE (partido comunista español). No lo olvidemos, como tampoco debemos olvidar los orígenes “bolcheviques” del joven Habermas.

BREVE RECORRIDO HISTÓRICO

Nuestra “izquierda ilustrada”, a partir de los años 50 y 60, “colonizó”, controló y dominó, las universidades españolas. Intelectuales falangistas como Aranguren, Ridruejo y Entralgo, obsesionados por la “justicia social” y las relaciones entre ética y moral, abrieron la puerta de atrás para que se colaran los comunistas, también de la mano de los jesuitas y la Iglesia de la liberación. La universidad española pasó, así, de estar bajo el control de numerarios del Opus a estar dominada por la moralina falangista-comunista. La justicia social se convirtió en el nuevo Dios al que había que adorar.

Una vez logrado el dominio en las universidades españolas resultó fácil adoctrinar a varias generaciones de jóvenes en la “verdad socialista”. En las facultades ya no se leía a Ortega, ni a Zubiri ni a Morente. Ya solo se leía a Marx y a todos sus intérpretes, marxismo en todas sus variantes, de todos los colores y para todos los gustos.

Poco a poco, las ideas socialistas, que coincidían mucho con las falangistas del “pan y la justicia” se fueron propagando, legitimándose como alternativa “democrática” al régimen franquista. La patria, sin embargo, uno de los pilares básicos que defendía el falangismo, no les importaba. España se la “soplaba” (Fernando Savater) o se la “sudaba” (declaración reciente de Félix Ovejero). En su afán por defender un “patriotismo constitucional”, desligándolo de la necesidad de preservar la idea de nación, nuestros socialdemócratas le allanaron y facilitaron el camino de la subversión a los particularistas periféricos. Así sucedió en Cataluña y en Vascongadas, donde el socialismo (PSV y PSC) traicionaron durante décadas el “hecho serio de ser español”, siempre poniéndose de perfil, siempre EQUIDISTANTES ante los atropellos a la lengua, las libertades y derechos de TODOS los españoles.

CONCLUSIÓN

Hace unas horas, todo un “presidente” de la nación española ha lamentado en el Congreso la muerte por suicidio de un asesino etarra. Casi al unísono, una iletrada comunistoide ha reconocido que la ley de Violencia de Género se hizo para perseguir y dejar fuera de la ley al pensamiento disidente.

Nuestra “izquierda ilustrada” se afana en desvincularse de estas izquierdas progres, reaccionarias o indefinidas, pero ella es la madre de todos estos engendros; era a ella a quien “España se la soplaba” y le importaba una higa, porque consideraba algo pecaminoso sentirse “orgulloso por ser español” (Mikel Arteta). Nuestras “izquierdas ilustradas” también han sido el muro de contención ideológico contra VOX, desde Sampayo, Arcadi Espada, Manuel Ruíz o Gregorio Morán… hasta diputados de C´s y del propio PP (CAdT). Todos se apuntaron al legítimo deporte de perseguir al “facha”. Por supuesto, también todos los medios de comunicación arremetieron contra VOX.

Cuando una ideología (la marxista) domina y controla toda la superestructura de una nación, desde las instituciones educativas, medios de comunicación, organismos culturales… puede decidir, incluso, DESTRUIR la propia nación; ninguneándola, troceándola y convirtiéndola en “nación de naciones”; negando, incluso, su propia realidad histórica, como viene haciéndose en Cataluña y Vascongadas durante décadas y sin que nadie chiste.

domingo, 23 de agosto de 2020

NO SE PERDONA LA SOBERBIA EN ESPAÑA

INTRODUCCIÓN

Una de las políticas más valientes e inteligentes de España, Cayetana Álvarez de Toledo, acaba de ser estigmatizada y silenciada dentro de su propio partido. No han faltado los carroñeros de turno para darse un festín con el cadáver de tan valiente y excelente intelectual.

UN CARROÑERO

Pues sí, el mamporrero y lameculos Marhuenda (periodista) se ha permitido la bellaquería de hacer leña del árbol caído y de dar lanzada a moro muerto, como gusta a la generalidad de todos los resentidos, mediocres y aristófobos de las Españas.

El problema de CAdT, sin embargo, no es ser soberbia, sino ser inteligente y estar muy segura de sí misma. Terribles pecados. De hecho, el único problema de CAdT es no poder evitar dejar a todos sus oponentes en el más espantoso de los ridículos. No es que ella pretenda, como aseveran los mindundis como Marhuenda, mostrarse soberbia, sino que "soberbia y altiva", prepotente y repelente es como la VEN quienes no tienen alturas de miras. 

¿Qué culpa tendrá CAdT de que la biogenética la haya dibujado así, mejor y mucho más excelente que la media de los pobres mortales?

¿Acaso tenía la culpa Jessica Rabit, como ella misma señalara, de que la dibujaran tan voluptuosa y tremendamente seductora?

¿Tenía la culpa el Aquiles interpretado por Brad Pitt de ser un tío buenorro y, además, el mejor guerrero entre los griegos?

LA ARISTOFOBIA ESPAÑOLA

Pero, aquí quería llegar, al desprecio prepotente que legitima a los "envidiosos igualitaristas" a arremeter, siempre, contra todo lo que sea mejor (aristos) y más excelente.

Para Heráclito "uno era como miles si era el mejor", pero para nuestra casta política y nuestros individuos-masa, que no ciudadanos, una rata cualquiera, cínica y artera, puede llegar a convertirse en dios.

En nuestras aulas debería ser de lectura obligatoria "La envidia igualitaria", de Fernández de la Mora. Y, sobre todo, debería leerse a Ortega y sus tesis sobre el carácter aristófobo de las masas españolas. 

Cuando Ortega se refirió despectivamente al marxismo y sus derivados como "Pseudomorales eslavas", lo hizo con verdadero conocimiento de causa. Pero si ustedes son de los que opinan que Ortega era un "facha", echen mano de Bertrand Russell y creanle cuando aseveró que el marxismo era una suerte de "pseudofilosofía", es decir, añado yo, una moral hemipléjica que en vez de diferenciar entre clases de personas (Ortega) hacía hincapié en las diferencias entre clases sociales.

Pero la realidad, terca y obstinada, desmiente a la pseudomoral marxista, como ha desmentido, con el paso del tiempo, aquella manida proclama del infame Carrillo que sostenía que "ser trabajador y de derechas era propio de tontos" , o de "palerdos", como diría ahora algún "licenciao".

Un trabajador humilde puede ser, al tiempo, un individuo miserable ebrio de resentimiento y revanchismo, como ha demostrado Podemos. Pero también puede darse un trabajador humilde que esté lleno de orgullo de ser quien es y orgulloso de la nación a la que pertenece, como ha demostrado la realidad de VOX.

Es un problema de clases de personas, señores, como ya señaló Ortega. Y no olvidemos que, donde más se ha querido y admirado a Cayetana, su inteligencia y su valentía,  ha sido entre las filas de VOX.

Desde las izquierdas, y salvo alguna honrosa excepción (Félix Ovejero), lo más suave que le han dicho a Cayetana ha sido "faltona". Y, a partir de ahí, cualquier calificativo despectivo ha servido para ridiculizar y despreciar a Cayetana, de la misma manera que en España, y durante demasiado tiempo, lleva ridiculizándose y despreciándose el mérito y la excelencia.

domingo, 16 de agosto de 2020

IZQUIERDAS REACCIONARIAS vs ILUSTRADAS (parte II)

PEDRO INSUA, EL MANIQUEÍSMO Y LAS BUENAS IZQUIERDAS

Hace unos días elaboré una reflexión a cuenta de la diferencia entre "izquierda reaccionaria"e "izquierda Ilustrada". Ahora toca hablar de Pedro Insua, que insiste en el empeño,en su columna de El mundo, de ahondar en dicha diferenciación.

Pareciera que el sentido último de los escritos de la generalidad de nuestros ilustrados y "leídos marxistas" fuese salvar y diferenciar a las "buenas" izquierdas de las malosas izquierdas progres, reaccionarias o indefinidas.

Decía Insua, hace unos días, que el discurso de VOX era maniqueo por meter a todas las izquierdas en el mismo saco. Con esta intervención se apuntaba Insua a la moda de "salvar a la izquierda buena"; intentándonos convencer de que NO todas las izquierdas le han hecho el caldo gordo a los particularismos nacionalistas. 

Pero Insua yerra, miente arteramente o en verdad cree que la prepotente y supremacista "moral marxista" puede ser absuelta de sus muchos pecados.

Se trata, como viene sucediendo desde que los pensadores de la escuela de Frankfurt enmendaran al marxismo, a través de la teoría crítica, de rescatar lo que de justo y bueno pudiera contener la teoría de Marx.

Tal es la tarea que siguen acometiendo, hoy, las izquierdas ilustradas, las que insisten, como Insua, en diferenciarse de las izquierdas reaccionarias, de "las malas izquierdas".

Decía Félix Ovejero, en un magnífico artículo que yo consideré falto de perspectiva orteguiana, que las izquierdas malosas (progres, reaccionarias, indefinidas...) actuaban contra España por considerar que toda política contra la nación común se consideraba, al tiempo, antifranquista.

Pero Félix Ovejero no explicó que las "izquierdas ilustradas", si bien no apoyan abiertamente políticas "contra España" (al estilo podemita), sí están siempre al acecho para señalar, denunciar y estigmatizar a todos aquellos que defiendan políticas "a favor de España; y, sobre todo, siempre se muestran recelosas, cuando no descaradamente beligerantes (Sampayo, Espada, Arteta, Ruíz Zamora...) contra quienes se exhiben orgullosamente españoles. Todos contra VOX.

¿Recuerdan la defensa del "patriotismo constitucional" de Mikel Arteta recomendando no mostrar orgullo por el hecho de ser español?

Pues bien, VOX no miente, ni, por lo tanto, peca de MANIQUEÍSMO (acusación de Pedro Insua).

Todas las izquierdas en España, directa o indirectamente, nos han traído a la triste realidad de ruina y podredumbre moral en la que estamos inmersos. Los hunos (las izquierdas reaccionarias) porque declararon abiertamente la guerra a la razón de ser española, y los "hotros" (las izquierdas ilustradas) porque se cuidaron mucho, desde siempre, de dejar a la nación sin "anticuerpos"; sin opciones, políticas y/o ideológicas, que pudieran frenar al comunismo infecto.

A un ente orgánico, pongamos por ejemplo una nación, se le puede matar de dos maneras: asesinándolo al estilo bolchevique, por las bravas, o despojándole de defensas (valores, creencias, orgullo...) para dejarle agonizar lentamente, como han hecho las izquierdas ilustradas durante décadas en España. Por eso nuestros Mikel Arteta,  Arcadi Espada, Sampayo, Ruíz Zamora... nunca vieron con buenos ojos la vital y necesaria vacuna de VOX.

Todas las izquierdas, por tanto, y como bien argumenta VOX, son culpables de que España haya sido destruida.

No olvidemos, tampoco, mencionar al PP como un partido más que, en las últimas décadas, se ha conducido como un representante más de nuestras izquierdas ilustradas; un partido que, si bien no ha actuado directamente contra España, sí ha impedido articular políticas operativas que defendieran la integridad de la nación y la igualdad efectiva y real entre TODOS los españoles.