miércoles, 21 de septiembre de 2016

¿Tu verdad o la mía?

Introducción.

Hace ya algunos años, me chocó la chulería y la seguridad de un chico que durante una discusión, y a falta de mejores argumentos para rebatir a su interlocutor, espetó desafiante:

"Pa chulo,chulo, mi pirulo"

He ahí, me dije, la gran VERDAD desvelada de nuestro tiempo que se erige, cual falo erecto, como el orgulloso argumento dominante que impera en la dialéctica sofista occidental.
El chico en cuestión, prototipo de individuo-masa, carecía de estudios y formación, pero poseía una suerte de inteligencia intuitiva, o vital si se prefiere, que le había llevado a descubrir la última trampa de la moral: "el conocimiento por el conocimiento" (Nietzsche).
¿Para qué necesitaba saber y conocer si él ya creía en sí mismo, en "su verdad"?
Aquel chico no era ningún filósofo, pero había comprendido, como Foucault, que muerto Dios, y con él la creencia en valores sublimes y/o suprasensibles, la verdad ya solo podía ser la que cada Dasein histórico determinara en una época concreta.

Dasein histórico y verdad.

Decía Heidegger que cada Dasein histórico (sociedad de una época determinada) descubría la verdad de su tiempo, es decir, interpretaba el mundo y la realidad hasta crear una cosmovisión propia; hasta dotar de sentido y significado el programa de vida y la razón de ser de un pueblo histórico concreto.
Foucault, como nuestro intuitivo filósofo del pirulo, llegó a la conclusión, acertada en mi parecer, de que la verdad descubierta por el Dasein histórico de la postmodernidad era aquella que se imponía desde el ejercicio del poder. Pero el poder no defiende la verdad más buena y justa (con validez universal) sino aquella que mejor sirve a los intereses particulares de un grupo o "parte de" la humanidad que se erige señorialmente en Dasein histórico.
Así, podríamos decir que durante la existencia de la URSS la verdad que impuso el Dasein histórico del pueblo soviético fue la marxista.
Marx, con la ayuda inestimable de Engels, y a través de los argumentos del materialismo dialéctico, justificó, en definitiva, la verdad del pirulo, es decir, antepuso a la prepotencia señorial burguesa su propia prepotencia señorial proletaria. Trocó un pirulo por otro. Nada más.

La verdad del pirulo.

Permítaseme la grosería, pero al final, el poder solo puede desempeñarse desde el ejercicio de una prepotencia señorial celosa de "su verdad", es decir, celosa de su gran falo.
No puede ser de otra manera, pues una vez relativizada la verdad, ya no importa, como quieren hacernos creer, que la verdad desvelada por un Dasein histórico sea la mejor, la más buena o la más justa. Solo importa que sea "la verdad" que el Poder de todo un entramado social ha deseado legitimar.
¿Qué significa legitimar? Pues argumentar, es decir, justificar a través de la razón  la certeza y/o validez de una verdad desvelada irracionalmente.
¿Mi falo es más pequeño o peor que el tuyo? ¡Y a mí qué me importa, antes mi falo que el tuyo!, o mejor dicho: "pa chulo, chulo, mi pirulo". ¡Qué irracional y chabacana resulta esta verdad, así, groseramente desnuda!, se dice a sí misma la puritana Razón. ¡Hay que vestirla como Dios manda!

Sí, la cruda verdad del pirulo debe ser enmascarada; legitimada con argumentos y razones por tal de que no resulte ofensiva a los oídos de los guardianes de las buenas formas.
Se trata, en definitiva, de ejercer la prepotencia sin parecer prepotente, ni ordinario, por supuesto.

Prepotencias enmascaradas.

Toda prepotencia celosa de "su verdad" (conciencia auténtica) despreciará a las "otras verdades" o conciencias contrarias, con una pasión tal que será proporcional al tamaño de su propio dogmatismo. Así, cuanto más dogmática sea una "verdad", mayor empeño mostrará en despreciar y cosificar las conciencias de "los otros".
Sin duda, la verdad marxista constituye una de las conciencias más prepotentes y despreciativas, y cínicas.
Y es que la razón, desde el momento en que se muestra como una mojigata hipócrita ante la desnudez de la verdad irracional, por fuer muta y se transforma en cínica.
¿Y en qué consiste el cinismo de la razón prepotente y señorial marxista?
Pues en saber que "su verdad" tan solo es una interpretación o lectura del mundo a partir del sentir y ser de una clase de personas erigida en Dasein histórico y, a pesar de ello, no dudar en defender dicha verdad particular como verdad universal válida para todo el conjunto de la humanidad.

El cinismo le pone ropajes racionales al orgulloso y prepotente pirulo desnudo. No, nos dicen, nosotros no decimos que nuestro pirulo sea el mejor por ser el nuestro, aunque sea fláccido y diminuto cual bellota, sino porque hemos demostrado, materialismo dialéctico e histórico mediante, que es el más bueno y justo para todos.

La castración del pirulo

Hace unos días me volví a acordar del chico del pirulo, a colación de unas declaraciones de una "miembra" podemita, una de las muchas mentes alcornoqueñas que han "tomado al asalto" las instituciones políticas de nuestro país. Vino a decir la aspirante a sofista, pues ni a eso llega siquiera, que lo que se "escenificaba en el congreso de los diputados era la lucha de los penes", es decir, la lucha entre pirulos por tal de dirimir quién lo tenía más grande.
Joder, pensé, y no le falta razón. Efectivamente, siempre, como he señalado, de lo que se trata es de hacer prevalecer "nuestro pirulo" (verdad) sobre las verdades o pirulos de "los otros": ¿tu verdad o la mía?

Pero claro, la podemita en cuestión, ferviente feminista, no señalaba tal obviedad por tal de retornar a un discurso racional que dejara las verdades particularistas a un lado. Lo que pretendía, la muy ladina, con la misma prepotencia cínica de aquellos a los que criticaba, era imponer su propia verdad:

"Pa chulo, chulo , mi chumino"

¡Acabáramos!

6 comentarios:

  1. Hola Herr Goldmundo

    Yo soy de aquellos que aún sigue creyendo en la verdad. Bien es verdad que no creo que esa verdad sea dada a través de ningún tipo de revelación o que se logre alcanzar mediante una especie de razón pura. No, creo que la verdad es histórica. Creo que la verdad debe de ser postulada y experienciada a través de la historia. Pero ello no significa caer en ningún tipo de relativismo. Da igual que una sociedad siga en la actualidad, o en un pasado muy cercano, afirmando que la mujer es inferior al hombre, por ejemplo, porque la experiencia histórica ya nos ha mostrado que la mujer no es inferior al hombre.

    No se trata, por tanto, que nuestra sociedad defienda la igualdad de la mujer con respecto al hombre mientras que otras defiendan la inferioridad de las mujeres y que lleguemos a un acuerdo no violento ( no impositivo) por el cual cada uno posee su propia verdad histórica. Para unas sociedades las mujeres son inferiores al hombre ( esa sería su verdad) mientras que para otras sociedades no existiría dicha inferioridad (esa sería su verdad).

    No, la mujer no es inferior al hombre y aquellos que sigan defendiendo la superioridad del hombre con respecto a la mujer están simplemente equivocados. Sí, podemos entender por qué una sociedad islámica, como una cristiana hasta hace bien poco, puede seguir defendiendo la superioridad del hombre con respecto a la mujer, pero ello no le concede ningún tipo de verdad a dicha consideración. Simplemente esas sociedades están equivocadas.

    Detesto profundamente esa utilización que se hace en torno a la verdad. Porque quien pisotea la verdad en realidad a quien está pisoteando es al propio hombre de carne y hueso. Detesto profundamente a aquellos pánfilos ( Gustavo Bueno nos hablaba del panfilismo) que nos dicen, por ejemplo, que los secesionistas catalanes o vascos poseen su verdad como nosotros poseemos la nuestra y que hay que respetar todas las “verdades”. Pues no, simplemente los secesionistas vascos o catalanes no poseen ni una verdad histórica ni una verdad lógica.

    Es que no hay más cera que la que arde.


    Un Cordial Saludo

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  2. Hola Elías.

    Yo también creo en una verdad histórica que acaba imponiéndose. Y creo, como tú, que hay verdades históricas equivocadas (Islam) y otras acertadas.
    Pero pienso que con la VERDAD nos pasa como con la MORAL. Todos los hombres son morales, ¿pero qué morales son las buenas y cuáles las malas? Así, creo que también podríamos afirmar que todos los hombres poseen y/o creen en "su verdad", ¿pero qué verdades son acertadas y cuáles equivocadas?

    El problema de la verdad, en mi parecer, es el mismo problema que atañe a la moral. Antes de hacer y/o actuar, primero realizamos un juicio previo (moral) por tal de calibrar la idoneidad de nuestra elección, para escoger la "mejor" opción de entre un conjunto de posibilidades que nos ofrece la realidad.
    Si nosotros (nuestro yo) legitima moralmente una elección, ésta (nos decimos a nosotros mismos) por fuer ha de ser la buena. Es decir, nuestra elección es "mejor" que "otra" cualquiera, ergo "la nuestra" es la verdadera y la otras, o las que elijan "los otros", será la falsa o equivocada. He aquí "la verdad del pirulo".

    A mí tampoco me gusta esta utilización, digamos particularista, que se hace en torno a la cuestión de la verdad. Pero, no nos engañemos, es la que se HACE en nuestras actuales sociedades, y por eso yo me obligo a "desnudar" su razón de ser o su porqué, para, así, combatirla mejor.

    Este sencillo y simple mecanismo cognitivo creo que es el que rige en cualquier individuo y, a la postre, acaba imponiéndose colectivamente a través de un
    Dasein histórico.
    Tomemos el ejemplo, ya que me toca de cerca, de la "verdad" (entrecomillada, en tanto que falsa) del secesionismo catalán.
    ¿Qué les importa realmente a los secesionistas catalanes? ¿Les importa la desnuda VERDAD histórica que demuestra, terca y obstinadamente, que NUNCA Cataluña fue reino ni nación? ¿Les importa la VERDAD que demuestra que Cataluña siempre fue España (antes territorio de la corona aragonesa) y que ella misma se hizo España?
    No, la VERDAD no les importa. Solo les importa satisfacer su ego, es decir, reivindicar su pirulo ("su verdad") como la mejor y más buena y justa del mundo mundial.
    Nosotros sabemos que es MENTIRA, ¿y qué?
    Han tenido tiempo, varias décadas, para crear su propio Dasein histórico, es decir, tiempo para condicionar y manipular a las masas hasta hacerles creer en "su verdad".
    Una vez que se da forma a un sentir colectivo común (Dasein histórico) ya no hay tu tía. No hay marcha atrás. Tanto da que se partiera de una auténtica VERDAD, de un mito o de una mentira descarada, las masas ya solo CREERÁN lo que les han enseñado a creer (pedagogía social mediante).

    Así las cosas, o respetamos "sus verdades" o imponemos las nuestras, porque, desde luego, no vamos a convencerles de sus errores ni conseguiremos que reconozcan sus mentiras.
    ¿Propones alguna solución que no pueda descalificarse, ipso facto, como propia de "fachas"? :)

    Un cordial saludo.

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  3. Hola Herr Goldmundo

    Dices; “Yo también creo en una verdad histórica que acaba imponiéndose. Y creo, como tú, que hay verdades históricas equivocadas (Islam) y otras acertadas.
    Pero pienso que con la VERDAD nos pasa como con la MORAL. Todos los hombres son morales, ¿pero qué morales son las buenas y cuáles las malas? Así, creo que también podríamos afirmar que todos los hombres poseen y/o creen en "su verdad", ¿pero qué verdades son acertadas y cuáles equivocadas?”

    Si por moral verdadera entiendes cuál es el código moral verdadero entonces la respuesta que ha de darse es compleja. En primero lugar porque un código moral está constituido por multitud de valores. Sería quimérico pensar que en un código moral todos y cada uno de los valores son mejores que el resto de códigos morales. O dicho de otra forma, no se puede afirmar que el código moral o la moral Occidental sea mejor, de forma absoluta, que el código moral de una tribu del amazonas.

    Tendremos que ir analizando valor por valor. Así por ejemplo el valor que posee la naturaleza para esas tribus es mejor que la moral Occidental aunque solo sea porque en la sociedad occidental la naturaleza ya no posee valor alguno. O mejor dicho, únicamente posee un valor instrumental y no un valor intrínseco. Pero sin es esas tribus existiera la esclavitud, por ejemplo, entonces bien podríamos decir que la vida humana posee un valor inferior que el se le atribuye en el mundo Occidental. Bien es verdad que para llegar a la consideración que poseemos en la actualidad en torno a la esclavitud ha tenido que realizarse un gran periplo histórico.

    Ahora bien, lo que no entiendo es tu punto de vista. Por una parte nos dices que existen verdades históricas que están equivocadas para a continuación decirnos por otra parte que no hay criterios para determinar qué morales son las buenas y cuáles las malas. Es que de ser ello así entonces no cabría decir que la moral islámica, en relación al problema de la mujer, está equivocada sino que tú no la compartes.

    De lo que se trata es de dar las razones del por qué las mujeres son o no son inferiores al hombre. Es que las razones que se aportan en Occidente para considerar a las mujeres iguales al hombre para el desempeño de una actividad política, económica o social son superiores a las que pueda presentar la sociedad islámica. Si una persona afirma que la mujer es inferior al hombre porque así lo dice un profeta, un libro o la tradición pues simplemente esas son razones que no se compadecen con la verdad.

    Es que tanto de la verdad como de la moral hay que dar las razones. Y no todas las razones poseen igual peso.

    Un cordial saludo.

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  4. Hola Elías.

    Dices:

    "Ahora bien, lo que no entiendo es tu punto de vista. Por una parte nos dices que existen verdades históricas que están equivocadas para a continuación decirnos por otra parte que no hay criterios para determinar qué morales son las buenas y cuáles las malas. Es que de ser ello así entonces no cabría decir que la moral islámica, en relación al problema de la mujer, está equivocada sino que tú no la compartes".

    Yo, como ya te reconocí, sí creo que existe una VERDAD histórica irrefutable, desnuda, terca y obstinada. ¡Ojo, así lo creo yo!
    Ahora bien, a continuación te señalé que "mi" creencia no es compartida por la generalidad de las sociedades occidentales.
    De hecho, yo creo que sí hay criterios para determinar qué morales son buenas o qué verdades son auténticas. Podríamos apelar, por ejemplo, al criterio de la razón histórica (Ortega) o a las trayectorias históricas reales (Julián Marías). Pero, claro, a los diferentes particularismos ideológicos y/o religiosos no les interesa reconocer dichos criterios. Como ejemplo ilustrador te expuse el caso del secesionismo catalán, el cual rechaza los criterios de RAZÓN (razón histórica y real) para sustituirlos por criterios sentimentales, mitos y falacias.

    Contra este "tramposo" proceder, concluí, resulta imposible avanzar hacia cualquier tipo de construcción de valores con pretensión de universalidad y validez para el conjunto de la humanidad.
    No sé si ahora me hice entender mejor...

    Un cordial saludo.

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  5. Hola Herr Goldmundo

    Dices: “Yo, como ya te reconocí, sí creo que existe una VERDAD histórica irrefutable, desnuda, terca y obstinada. ¡Ojo, así lo creo yo!
    Ahora bien, a continuación te señalé que "mi" creencia no es compartida por la generalidad de las sociedades occidentales.
    De hecho, yo creo que sí hay criterios para determinar qué morales son buenas o qué verdades son auténticas. Podríamos apelar, por ejemplo, al criterio de la razón histórica (Ortega) o a las trayectorias históricas reales (Julián Marías). Pero, claro, a los diferentes particularismos ideológicos y/o religiosos no les interesa reconocer dichos criterios. Como ejemplo ilustrador te expuse el caso del secesionismo catalán, el cual rechaza los criterios de RAZÓN (razón histórica y real) para sustituirlos por criterios sentimentales, mitos y falacias.”

    Sí, pero esa es ya otra cuestión que posiblemente se haya dado a lo largo de toda la historia de la humanidad. La verdad suele ser de las cosas más difíciles de aceptar. Bien es verdad que la razón ya no posee el alcance que se le atribuía en tiempos pretéritos. Pero de ahí a considerar que por tanto todas las razones poseen igual peso o que no poseen peso alguno, y que por tanto, hay que sustituirla por la voluntad o por el sentimiento creo que es un profundo error.

    Un ex-presidente del gobierno de España ( de funesto recuerdo) llego a decir, pero parafraseando e invirtiendo la frase “ la verdad os hará libre” que “ la libertad os dará la verdad”. Sí, efectivamente, fue Zapatero. O dicho de otra manera, que es la propia voluntad o la propia subjetividad la que crea la verdad. Y por tanto, habrá tantas verdades como voluntades o subjetividades existentes. Eso sí, ese tipo de gentes acaba, y pese a defender el relativismo, por considerar que todo el mundo que no piense como él está equivocado y que tiene que ser “eliminado”.

    Un cordial saludo

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  6. Hola Elías.

    Bueno, en realidad Zapatero fue el máximo exponente de dirigente necio (relativista) incapaz de defender nada, porque, sencillamente, no creía en nada que debiese ser defendido. Así, Zapatero también proclamó, desde su soberbia ignorancia, que "la nación era un concepto discutido y discutible" (parafraseo). Seguramente jamás leyó a Ortega ni a Marías, y de hacerlo los tildaría de "fachas". Así "semos" en España.
    Recordemos que, incluso el ministro Gabilondo (filósofo y hermano del periodista mamporrero), defendió tímidamente la giliprogrez de otra necia de tomo y lomo: Bibiana Aído. El filósofo del PSOE aseguró que las declaraciones de Aído ("el feto no es un ser humano") podían defenderse desde determinados postulados metafísicos.

    Ya dije en reflexiones anteriores, en otros posts, que incluso un materialista y marxista como Gustavo Bueno creía en las verdades radicales que eran la vida y la tierra.
    La capa basal primaria es la tierra, el lugar donde se asienta, arraiga y crece la tribu, primero, y la civilización se desarrolla más tarde. El materialismo filosófico de Gustavo Bueno, incluso prescindiendo de la retórica místico-espiritual de Heidegger, llega a conclusiones muy parecidas: es necesario defender la patria (la tierra o capa basal primaria) y es necesario defender y preservar la vida. ¿Por qué? Por pura necesidad vital (o material, si se prefiere). No hay que buscar justificación ético-moral ninguna, como bien decía Bueno. La VERDAD era la vida; y la vida era lo único, lo más importante que tenía todo individuo. El mayor crimen, en el parecer de Bueno, era atentar contra la vida de alguien. Por eso defendía incluso la pena de muerte para disuadir y castigar a quienes cometieran el crimen supremo de quitarle lo más valioso a otra persona. Fue muy claro, en este punto, cuando se pronunció a favor de implantar la pena de muerte a los terroristas de ETA. Le llamaron "facha", por supuesto.

    ¡Qué diferencia tan abismal entre Zapatero y Gustavo Bueno!
    Zapatero no sabemos qué era, si marxista, socialdemócrata o, como se autoproclamaba orgulloso el muy necio, feminista y "rojo auténtico".
    Gustavo Bueno sí sabía qué él era marxista y materialista; y por eso, a través de su materialismo filosófico, pudo desarrollar todo un sistema (exento de moralina judeocristiana pero también carente de sesgos ideológicos propios de "las izquierdas indefinidas") para demostrar que las únicas verdades que importan son las que nos permiten SER.
    En mi opinión, Gustavo Bueno fue también un heideggeriano preocupado por la cuestión del ser, solo que él no creía en las "revelaciones" divinas ni en verdades "desveladas" en el claro del bosque, sino que creía en el análisis materialista de la realidad. También lo encuentro muy cercano al raciovitalismo orteguiano.

    La razón, o los argumentos de razón mostrados por Gustavo Bueno, deberían ser más que suficientes para huir del relativismo, ponernos las pilas, y aprender a SER. Pero, claro, ya hay demasiados "zapateros" en la política española y entre la ciudadanía. Y, como éramos pocos, la abuela, además, parió a Podemos.

    Un cordial saludo.

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