LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO
¿Qué nos propone realmente Byung-Chul Han en su obra "La sociedad del cansancio?
Resumidamente, Han nos dice que frente al estrés y las insatisfacciones vitales generadas por las sociedades capitalistas, deberíamos recuperar una existencia serena, contemplativa y reflexiva que nos permitiera ser felices y reencontrarnos con el sentido del ser.
No cabe duda de que hay mucho del "último Heidegger", y mucho budismo, en las tesis de Byung-Chul Han. De hecho, el Heidegger que caminaba reflexivo y solitario por la Selva Negra ya había interiorizado y asimilado muchos de sus propios postulados criptobudistas (místicos al cabo) para afrontar su fracaso vital y existencial.
Desde luego, ni el postrero Heidegger reflexivo ni el místico Byung-Chul Han tienen nada que ver con otras propuestas de vida más materialistas y activas.
Podría decirse que Byung-Chul Han sería la antítesis actual del operativo y activo Slavoj Zizek, comunista irredento siempre elucubrando teorías y propuestas para transformar las sociedades y librar a los hombres de las cadenas del malvado Capitalismo.
Tanto Zizek como Han señalan al Capitalismo como un sistema alienante que oprime (Zizek) y deprime (Han) a los seres humanos. Ambos filósofos coinciden en el reconocimiento de un enemigo común al que hay que enfrentar, pero difieren significativamente en las maneras de llevar a cabo dicho enfrentamiento: operatividad externa mediante acciones políticas (Zizek) vs recogimiento interior místico-psicológico (Han). Acción vs contemplación.
¿Pero la vida contemplativa que nos propone Han no sería, de hecho, una suerte de resignación vital?
MODOS DE SER CONTEMPLATIVOS
¿Por qué Siddhartha se preguntó por la cuestión del ser?
Seguramente porque, igual que los primeros filósofos griegos, el joven y privilegiado Siddharta tenía todas sus necesidades vitales suficientemente cubiertas. Todas, menos su sed de inmortalidad.
Cuando Siddharta comprendió que, a pesar de sus riquezas y privilegios, tan sólo era un ser para la muerte, se puso a meditar y reflexionar sobre el sentido de la existencia. Y así, con paciencia y tesón, alcanzó una suerte de iluminación mística y devino El Buda.
Los místicos españoles San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús, principalmente, también meditaron y reflexionaron buscando alcanzar un estado de Gracia o comunión con Dios. Y lo hicieron, como más tarde lo haría Hölderlin, a través de la poesía, porque mística y poesía siempre van juntos de la mano.
Lo que hizo Heidegger, tras su fracaso vital en política, fue salvarse de la frustración y la depresión a través de la resignación; refugiándose en el recogimiento interior y la soledad.
Los senderos de La Selva Negra por los que Heidegger transitaba, mientras reflexionaba, tenían la misma función que las celdas de los monasterios y conventos donde los místicos españoles se entregaban a la oración y la poesía. Senderos solitarios y celdas aisladas eran espacios de recogimiento íntimo para la introspección y la meditación.
El filósofo Byung-Chul Han ha recuperado la tradición de la mística católica y el criptobudismo existencialista de Heidegger en un momento histórico en el que la decadente civilización occidental, sumida en el dolor y la desesperanza, se desvanece y muere sin que nadie haga nada por evitarlo.
Cada vez son más los eurábigos que se sienten dolidos y frustrados ante unas circunstancias adversas (guerra, inmigración incontrolada, inseguridad ciudadana...) y la perdida de sus añoradas sociedades del bienestar.
Zizek y Byung-Chul Han culpan al Capitalismo, pero los responsables últimos, y primeros, del derrumbe de los cimientos de la civilización europea han sido las izquierdas antioccidentales (ver Oriana Fallaci).
España y Eurabia se encuentran una vez más en "el claro del bosque", el lugar donde la verdad se desvela y donde la lucha entre conciencias (léase civilizaciones) decidirá si el futuro ciudadano eurábigo seguirá gozando de derechos y libertades o, por el contrario, aprenderá a recitar versos coránicos dócil y sumiso.
Pero el ser no se desvela por sí mismo en el claro, por más que el Dasein contemplativo y reflexivo, permanezca atento al acontecer (ereignis) de una verdad revelada.
Mientras el Dasein europeo, gracias a las izquierdas antioccidentales, ha permanecido dormido en los laureles, pasivo y claudicante en la defensa de sus tradicionales valores occidentales, otro Dasein (conciencia antagónica) ha estado construyendo, a través del vientre de sus mujeres, un futuro acontecer que habrá de revelar la definitiva verdad de Eurabia.
El claro es una campo de batalla, no un lugar de pasiva contemplación; es el lugar donde, a través de la lucha entre conciencias, se construirá y manifestará la futura verdad.
La verdad que habrá de revelarse no será la de la conciencia más soñadora e idealista, reflexiva y contemplativa, sino la de la conciencia más segura de sí misma, con más convicción y fuerza operativa.
Y en esta crucial batalla que se está dando entre conciencias (diferentes culturas y civilizaciones) Byung-Chul Han nos invita sutilmente a claudicar; nos recomienda volver a reflexionar y meditar sobre el sexo de los ángeles mientras los bárbaros, hoy como ayer, vuelven a tomar Bizancio.
Insisto, si la claudicación (recogimiento interior) de Heidegger se produjo tras la pérdida de fe y esperanza en el futuro (sólo un dios puede salvarnos), ¿no deberíamos referirnos, hoy, a nuestras sociedades como "sociedades de la desesperanza" en vez de como "sociedades del cansancio"?
Si analizamos meticulosamente lo que está sucediendo en Eurabia, y también en España, podemos observar que el factor común que explica el éxito de determinadas políticas e ideologías estoicas de resignación y sumisión es la desesperanza, no el cansancio.
LA EUROPA DE LA DESESPERANZA
Vivimos en sociedades cansadas, sí, pero cansadas y hartas de trabajar, sacrificarse y pagar más y más impuestos para nada; para que todo siga igual o peor.
La Europa del Estado del bienestar ha mutado en la Eurabia de la desesperanza; una Eurabia multicultural (islamizada) que se cansó de "pagarle la fiesta" a clases sociales improductivas y parasitarias (inmigrantes ilegales, okupas, MENAS, ONGs, asociaciones político-ideológicas...), y que opta (al menos una parte importante de la ciudadanía) por reivindicar un modo de ser fundamentado en el carpe diem; una nueva filosofía que combina el "vivir y aprovechar el momento" (fiestas y espectáculos de ocio) con una suerte de estoicismo que renuncia a luchar y defender determinadas posibilidades de ser.
Los ciudadanos, trabajadores y pequeños empresarios están sumidos en la desesperanza. Ya ni siquiera pueden creer en el consuelo de que algún dios pueda salvarles. Saben, como el último Heidegger, que no hay salvación.
Los ciudadanos, por tanto, no están cansados. Las gentes todavía tendrían fuerzas y energías para trabajar a cambio de justos incentivos y beneficios, pero están hartas de trabajar y sacrificarse en vano; están hartas de pagar cada vez más impuestos mientras ven, frustradas e indignadas, cómo las élites extractivas les expolian con políticas fiscales cada vez más agresivas, ofreciéndoles, a cambio, peores servicios en educación, sanidad, seguridad ciudadana...
Byung-Chul Han tan sólo realiza un análisis parcial y sesgado de la actual realidad social. El filósofo coreano ve los síntomas de lo que, en su parecer, es la consecuencia patológica de un modo de ser capitalista y neoliberal: cansancio, ansiedad y depresión. Pero obvia todo el daño ocasionado por las políticas erosivas y zapadoras de las izquierdas occidentales; políticas irresponsables e inconscientes que han generado frustración y desesperanza.
El Occidente europeo lleva décadas desarrollando políticas socialdemócratas que generan lo que en psicología social se llama desesperanza aprendida; políticas extractivas que penalizan el esfuerzo, el mérito y la excelencia, ocasionando la frustración y la falta de fe en el futuro.
¿Para qué y por qué tendría que trabajar y sacrificarse un ciudadano si el futuro va dibujándose, cada vez con mayor claridad, como un porvenir desesperanzador y sin expectativas que le impedirá desempeñar sugestivos proyectos de vida personal y profesional?
El ciudadano eurábigo actual está sumido en la desesperanza, que no el cansancio, porque se sabe estafado vitalmente; porque ha visto que estudió, trabajó y se sacrificó para ser "clase media" y disfrutar de beneficios vitales y servicios sociales de calidad. Pero la sociedad mutó, cambió las reglas del juego durante la partida, y legisló e implantó leyes que, poco a poco, destruyeron los fundamentos y la razón de ser de la clase media: familia, trabajo y esperanza en el futuro.
Las clases medias están desapareciendo, se están empobreciendo y, obviamente, han perdido la fe en el futuro. Y no por culpa del Capitalismo.
Los ciudadanos han entendido que sus sacrificios no sirvieron ni servirán para nada; han comprendido que fueron estafados vitalmente y han acabado sumidos en la desesperanza.
El verdadero diagnóstico de nuestras sociedades no es, por tanto, el que expone Byung-Chul Han: cansancio, ansiedad y depresión, sino: frustración, rabia y desesperanza. Insisto: desesperanza aprendida a fuer de sufrir la implantación de políticas ideológicas teleológicas (antioccidentales) contrarias al sentido común y la vida.
Y aquí quería llegar:
¿Qué propone Byung-Chul ante la decadencia de nuestras sociedades y la estafa vital orquestada contra las clases medias trabajadoras y emprendedoras?
Propone resignación y sumisión; propone la aceptación de una nueva realidad o nuevo modo de ser hombre; un hombre que, como promete la Agenda 2030, pueda llegar a ser feliz sin tener nada; un hombre reflexivo, meditativo, contemplativo y sin atisbo de depresión.
Igual que la psicología, que obvia la realidad circunstancial y enfatiza la importancia del Yo individual, Han nos propone que cambiemos desde "dentro" para ser felices, aunque el mundo se desmorone a nuestro alrededor. No merece la pena estresarse ni deprimirse intentando cambiar la realidad (las circunstancias). Según Han, es mejor pasear, meditar, reflexionar y contemplar. Sólo cabe la resignación cuando no hay salvación.
¿Pero la propuesta de Han surge realmente de una meditación reflexiva sobre la realidad o ha sido la realidad misma, construida y controlada por ideologías teleológicas, la que ha condicionado y fundamentado su propuesta filosófica, también ideológica en tanto que anticapitalista?
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