Introducción
Juan José Sánchez, en el prólogo de "Dialéctica de la Ilustración", realiza un acertado y pedagógico análisis para facilitarnos la comprensión del contenido de esta obra, clave para entender la crítica de las teorías liberadoras de la Modernidad.Juan José Sánchez divide su elaborado prólogo-analítico, casi un ensayo independiente en sí mismo, en ocho puntos que acercarán y familiarizarán al lector con el pensamiento de Horkheimer y Adorno.
Análisis previo de "Dialéctica de la ilustración" (prólogo de Juan José Sánchez).
Punto I- El libro parte de una tesis que concibe la humanidad como una experiencia histórica dolorosa que regresiona hacia la barbarie. Dicha regresión se produce por una suerte de enfermedad de la razón que le obceca a esta a dominar la Naturaleza.
El objetivo último de la Razón es liberar al hombre de sus miedos e incertidumbres, pero para ello debe, primero, dominar y controlar la Naturaleza, debe conocerla y explicarla, para, así, poder predecirla y minimizar sus efectos adversos sobre los hombres. Pero al ser la razón un medio para liberar, a través del dominio, por fuer ha de ser pragmática e instrumental .
¿Cómo libera la Razón Ilustrada a los hombres? ¿Qué dialéctica subyace en la dinámica liberadora que obliga a la Razón a la paradoja de tener que dominar para poder liberar?
La dialéctica o lucha enfrenta a dos conciencias o verdades; la verdad del mito vs la verdad científica.
Históricamente, la Razón ha luchado contra el mito, entendido este como verdad trascendente portadora de valores sublimes y/o suprasensibles. La Razón, por tanto, al reducir la vida y el ser a pura inmanencia, no puede evitar, al tiempo, reificar (cosificar) al ser humano.
Siguiendo a Heidegger, toda cosificación es un "olvido del ser"; un olvido de la Naturaleza y del Sentido. Para explicarnos este olvido - regresión a la barbarie- de la razón ilustrada durante la Modernidad, Adorno y Horkheimer analizarán las relaciones entre ilustración y mito, a través del personaje Odiseo, de Homero, y las relaciones entre ilustración y moral, sirviéndose para ello de "Juliette", personaje de Sade.
Punto II- J.J Sánchez nos advierte sobre la "peligrosidad" del contenido de "Dialéctica de la Ilustración"; un libro que, según sus autores, podría ser tergiversado por el "gran público" (las masas). Y es que el contenido de la DI (Dialéctica de la Ilustración a partir de ahora) podía apropiárselo tanto la radicalidad de los marxistas-leninistas como la de los neoconservadores. Horkheimer, de hecho, dudó en publicar la obra, pues dependiendo de la interpretación que se hiciera de la misma, se podría hablar de dialéctica (búsqueda de una salida) o de aporía (callejón sin salida de la Ilustración).
Este libro significó la crítica más importante al humanismo entendido como ilustración, es decir, al humanismo entendido como razón instrumental orientada a un fin; un fin último que sería liberador, en el parecer del marxismo-leninismo, o clara y necesariamente dominador, en el parecer de Heidegger. De hecho, Sloterdijk, retomando a Heidegger, señalará en "Reglas para el parque humano" la esencia instrumental del humanismo, entendiéndolo como antropotécnica cuyo fin ultimo es domesticar y civilizar al ser humano. Para liberar al ser humano de la barbarie hay, inevitablemente, que domesticarlo (dominarlo) a través de un proceso previo de civilización.
La cuestión, por tanto, consistirá en considerar si dicha enfermedad o carácter paradójico de la ilustración (dominar para liberar) podría ser salvada o no.
Punto III- La DI supuso, en cierto modo, una continuación de la "Teoría crítica" de Horkheimer; una crítica que llegó tan lejos y analizó tan profundamente la dinámica que subyacía en la razón instrumental (dominar para liberar) que podía considerarse como el "final" de la propia crítica, pues el no poder salvar su carácter paradójico suponía, de facto, reconocer su realidad aporética.
Pero Hokheimer se resistirá a aceptar que se proclame que la Ilustración (humanismo al cabo) no tenga salvación; apostará por un optimismo antropológico contrario al pesimismo de Heidegger. Así, siguiendo la línea dialéctica de Hegel, y desde una perspectiva marxista crítico-materialista, apostaría por seguir buscando una solución que permitiera llevar la teoría (un mundo feliz libre de sufrimientos) a la praxis.
Si Hokheimer apostó por la vía dialéctica para salvar el carácter aporético de la razón ilustrada, Adorno optó por la vía teológica, pero de una teología interpretada en clave materialista, en la línea de Walter Benjamin.
Sin embargo, la muerte de W. Benjamin, víctima del nazismo, hace que Horkheimer abandone la vía dialéctica de carácter más marxista y comience a considerar que la dinámica histórica no puede explicarse tanto desde una teoría de revolución fallida (marxismo) como desde una teoría de civilización fallida, más en la línea heideggeriana que consideró fallido el humanismo; asumirá, por tanto, que en la dinámica de la historia tiene más relevancia la política que la economía.
Horkheimer, haciendo suyo el diagnóstico de Weber: La ilustración es un proceso progresivo e irreversible de racionalizaciónn de todas las esferas de la vida social, lo que comporta una progresiva instrumentalización de la razón y, por tanto, perdida de sentido de libertad, ampliará la crítica marxista a la razón burguesa y postulará una crítica a la misma razón, pues desde sus orígenes ésta se constituyó a partir de principios de autoconservación y dominio que, necesariamente, atentó contra las libertades individuales. Nacerá, así, la crítica a la razón instrumental.
Punto IV- tanto Adorno como Horkheimer constataron que la lógica de la dialéctica histórica se dirigía hacia la barbarie, o, como dijera Heidegger, el humanismo se dirigía hacia su propia autoinmolación. Así, a través de la "Crítica a la razón instrumental", Adorno y Horkheimer intentarán buscar las causas de dicha realidad histórica. Abandonarán la crítica ideológica marxista y asumirán la crítica radical de Nietzsche a la razón occidental. Como dijo Habermas: "ya no indica el camino Marx, sino Nietzsche". Los padres de la DI aceptarán que las necesidades vitales nietzscheanas de autoconservación y dominio son las bases que fundamentan los valores (bases también reconocidas por Heidegger en "Caminos de bosque").
Si la dialéctica marxista conducía a un fin último positivo (socialismo utópico), ahora se asumirá que la dialéctica de la ilustración o dialéctica negativa conduce a una aporía difícil de salvar.
Punto V- la crítica a la Ilustración se hace tan radical que niega la posibilidad de realización de un ideal utópico: la historia demuestra a través de sus hechos que la razón se derrumba en la medida que regresa al mito. Y volver al mito supone regresionar a la barbarie, y supone considerar seriamente la posibilidad de que en el humanismo se halle el germen de su propia autodestrucción (Heidegger). Si la razón deja de exigirse que a través de sí misma sea posible la realización de un ideal utópico, entonces se produce lo que Habermas llama contradicción realizativa de la razón. Si el ser de la razón radica en su utilidad para hallar y/o construir posibilidades de salvación, resulta contradictorio que la razón se niegue a sí misma como vía posible para salvar la aporía de la ilustración.
Adorno y Horkheimer, por tanto, no podían eludir la aporía, como hacía la crítica conservadora que la aceptaba, sino que se obligaron a salvarla diferenciando entre razón objetiva autónoma y razón subjetiva o instrumental. De esta manera sostuvieron que fue la posmodernidad quien se olvidó de la razón objetiva (autónoma) para formalizar la razón instrumental (subjetiva).
¿Pero como rescatar el momento de verdad histórica en que la razón llegó a ser objetiva y autónoma? Estaba claro que la ilustración, históricamente, se configuró bajo el signo del dominio y que "el dominio del hombre sobre la naturaleza llevó consigo, paradójicamente, el dominio del hombre sobre los hombres".
La lucha, por tanto, no fue entre fuerzas productivas (lucha de clases) sino entre relaciones de producción: dominio de la naturaleza vs dominio del hombre, dando lugar a un conflicto dialéctico entre hombre y naturaleza.
¿Hay que dominar la naturaleza? Sí, pero ¿ello conlleva, necesaria e inevitablemente, tener que dominar al hombre? Dependiendo de la clase de hombre que seamos responderemos afirmativa o negativamente. Así pues, la lucha, en último término, es una dialéctica entre clases de personas (Ortega), entre dos razones de ser que intentarán imponer sus respectivas verdades o conciencias auténticas.
Adorno y Horkheimer, haciendo suyos los postulados de la ilustración y el humanismo tradicional, aceptarán que hay que dominar la naturaleza, pero sin por ello instrumentalizar la razón hasta el punto de cosificar al hombre por tal de conseguir dicho dominio.
¿Pero qué es lo que pervierte a la razón objetiva formalizándola en instrumental?
Según los autores de la DI el origen de dicha perversión no estaría en el capitalismo, sino en la razón mítica que ya, desde el principio de los tiempos, legitimó y justificó el principio de dominio.
La razón deberá emanciparse de la perversión que le insta a justificar el principio de dominio para poder salvarse a sí misma y, con ella, salvar al ser humano de la barbarie y de su propia autoinmolación (Habermas).
Punto VI- ¿y después de la radical y demoledora DI? ¿Cómo superar el carácter dominante de la razón?
Según Adorno, en el proceder mismo del pensamiento discursivo (dialéctico) se hallaba el germen del dominio; sí, porque el lenguaje dialéctico, al cabo, tiene como finalidad dominar convenciendo. Por este motivo, para evitar la perversión del pensamiento dialéctico tendente a instrumentalizar la razón, Adorno buscó una fuente de conocimiento independiente de la razón: la genuina experiencia estética a través de sus obras "Dialéctica negativa" y "Teoría estética". Pero también recurrió a fuentes teológicas para conseguir una iluminación trascendente del conocimiento como vía para acceder a la verdad.
Habermas, sin embargo, objetó que tanto la vía discursiva (dialéctica) como la vía estética partían de una subjetividad moderna que hacía imposible superar la instrumentalización de la razón, por lo que él mismo profundizó en el paradigma de la razón comunicativa.
Los críticos de la posmodernidad, en general, aceptan la aporía de la autodestrucción de la Ilustración, olvidan el concepto positivo de razón (como razón liberadora) y aceptan el concepto negativo (el pragmatismo de la razón instrumental). Así, la razón se despoja de sus grandes verdades universales: moral, justicia, solidaridad y se acerca al cinismo (Sloterdijk). Se acepta el triunfo de la razón dominadora o razón de los derechos adquiridos.
Los sofistas del lenguaje y la comunicación (Foucault) reducirán la razón a consenso; se asumirá como imposible demostrar objetivamente la verdad de una razón sobre otra, por lo que la verdad deberá ser consensuada.
Punto VII- autoría del prólogo y de los diferentes capítulos de la DI:
Prólogo: corresponde a Horkheimer.
Capítulo I, "Concepto de Ilustración": Horkheimer.
Capítulo II, "Odiseo": Adorno
Capítulo III, "Juliette o la ilustración moral": Horkheimer.
Capítulo IV, "Industria cultural. Ilustración como engaño de masas": Adorno.
Capítulo V, "Elementos del antisemitismo": Horkheimer.
Capítulo VI, "Aforismos"Hokheimer.
Punto VIII- ¿Adiós al marxismo o contra la perversión del lenguaje?
La DI intenta sustituir el lenguaje marxista por terminologías sociológicas, económicas o morales neutras. Casi desaparecen las referencias al capitalismo y la lucha de clases, pero sin renunciar a la finalidad emancipadora del marxismo. ¿Se trata realmente de un "adiós" al marxismo o de una reinterpretación del mismo a través de un lenguaje nuevo?
Veamos algunos ejemplos de sustitución de conceptos: proletario pasa a ser obrero, capitalista pasa a ser empresario, explotación se traducirá como injusticia, dominio de clase será solo dominio, monopolio aparecerá como aparato o sistema económico, fuerzas productivas como posibilidades técnicas.
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