domingo, 17 de mayo de 2020

EL PSICÓPATA ENCADENADO (todo es personal)


INTRODUCCIÓN


Siempre suelo decir que incluso en el libro más malo podemos encontrar una perla, una idea o reflexión valiosa cargada de sentido. También en películas y series de TV podemos encontrar grandes verdades que, a menudo, subyacen ocultas entre tramas y guiones mediocres.


REALIDAD EN LA FICCIÓN


La mayoría de las ficciones, ya sean literarias o cinematográficas, muestran el desarrollo paralelo de las trayectorias vitales de uno o varios individuos (protagonistas) inmersos en unas determinadas circunstancias o trayectorias históricas (contexto). El conflicto entre el yo y su circunstancia siempre es dinámico, y se manifiesta y actualiza constantemente, pues dicho “conflicto” es el que alimenta el interés del lector/espectador, hasta lograr que lo que sucede en la ficción sea vivenciado por éste como una cuestión personal que le permita empatizar con los protagonistas y, sobre todo, le inste a tomar partido. Siempre, tanto en la realidad como en la ficción, se nos presentan conflictos ante los que debemos tomar partido.


EVOLUCIÓN DEL CONFLICTO


Una rápida ojeada por la historia del cine y las series de TV nos permite observar cómo se ha ido mostrando el conflicto a los espectadores, desde el burdo maniqueísmo de las primeras ficciones, que solo distinguían entre buenos y malos, hasta los conflictos actuales, más elaborados, donde el bien y el mal quedan prácticamente difuminados y relativizados.

Cuando al espectador se le insta a tomar partido por un personaje ambiguo, le surgen dudas, pero, sobre todo, se le obliga a cuestionar, evaluar, juzgar… Ya no bastará, tan solo, con estar de parte de los buenos. Antes, los espectadores lo tenían fácil, sabían quiénes eran los malos. Pero ahora las complicadas ficciones nos muestran a “malos” más humanizados, incluso consiguen convencer a las almas más bellas de que monstruosos psicópatas y sanguinarios terroristas, tienen Derechos. 
¿Pero hasta cuándo hay que respetar los derechos de un asesino que supone una grave amenaza para TODOS? ¿Cuál es el límite?


LA PERSONALIZACIÓN DEL CONFLICTO


Hay una constante que se repite, una y otra vez, en la mayoría de las ficciones cinematográficas: el protagonista solo adquiere su condición de héroe, es decir, solo se decide a actuar cuando el conflicto comienza a afectarle personalmente; cuando la realidad problemática, vista desde la distancia, comienza a pasarle factura a él mismo y los “suyos”. Antes de que el conflicto se personalice (le afecte grave y directamente), el protagonista suele actuar como un “alma bella” defensora de idealismos y de loables principios ético-morales. Contempla, pero no actúa.


EL PSICÓPATA ENCADENADO


En la serie de Ciencia Ficción “Los 100”, en su 5ª temporada, aparece un personaje secundario que, sin embargo, será relevante para definir el destino de algunos de los principales protagonistas. Se trata de un peligroso psicópata, un asesino en serie muy inteligente pero carente de “conciencia moral” (como él mismo reconocerá) e incapaz de controlar sus instintos.


Pues bien, la serie ficticia (o no tanto) nos muestra cómo una civilizada comunidad descubre la manera de tener “bajo control” al peligroso psicópata, sin necesidad de acabar con su vida. El peligroso individuo permanece libre, entre el resto de ciudadanos, pero portando un collar que le aplica descargas eléctricas cuando el guardián de turno, a través de un mando a distancia, considera que pierde el control y se torna agresivo.

Se producirán sucesivos altercados en los que el psicópata, descontrolado, atacará a varios ciudadanos, hiriendo a unos e incluso matando a varios, ya que el portador del mando a distancia no siempre logra activar el collar a tiempo. Pero nadie cuestiona el Derecho del psicópata a seguir con vida.


El hecho más significativo, sobresaliente diría yo, ocurre cuando una doctora que está custodiando al psicópata, “se descuida” y éste, desenfrenado, ataca a su pareja hasta casi matarla. Entonces, la “dulce doctora”, que hasta el momento solo había aplicado descargas eléctricas disuasorias, cada vez que el psicópata atacaba o mataba a alguien, toma el mando y lo achicharra, literalmente.


CONCLUSIÓN


La mayoría de las “almas bellas” están dispuestas a aceptar y soportar daños colaterales, por supuesto, pero siempre que los daños recaigan sobre los otros, no directamente sobre ellos y los suyos.


Solo cuando el psicópata Pedro Sánchez ataque de muerte a la generalidad de los españoles, arruinándolos y llevándolos a la miseria, las almas bellas más afectadas, de forma personal, decidirán que ya se acabó el tiempo de gracia para el felón. Pero para entonces, quizás ya sea demasiado tarde, y algunos de sus seres queridos ya no puedan estar junto a ellas. Es lo que tiene mantener con vida a los psicópatas, dándoles balones de oxígeno y permitiéndoles sobrevivir políticamente. 

España está en poder de un peligroso psicópata y una panda de comunistas bolivarianos. Supuestamente, el actual gobierno socialcomunista está encadenado a una Constitución que nos preserva de sus desvaríos e instintos más asesinos. Pero... ¿hasta cuándo resistirá el collar protector de nuestra Carta Magna?





2 comentarios:

  1. Buenas tardes

    Nos ha propuesto un dilema sofista, pero creo que este tema, aunque de otra forma y circunstancia ya esta comentado

    Y es el uso de la Ley, y sus Codigos, como clausulas de " Seguro Social ", en donde una accion conlleva un coste, y por tanto un precio. No sere yo quien proponga el retorno a Hammurabi, pero no deberia ser aceptable la " clausula Pascal " para el Orden Social


    Cordiales Saludos



    Jose

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  2. Hola José

    Sí, nada nuevo. El problema es que un zorro cuidando un gallinero no es de fiar.
    ¿Cómo confiar en que un gobierno plagado de nostálgicos del comunismo haga cumplir la ley? ¿Qué está haciendo Marlaska, sino cercenando libertades? ¿Qué pasó con el asunto Ábalos-Delcy? ¿Cómo se ha colado Iglesias en el CNI aprovechando el estado de alarma?

    La vulneración de la legalidad es constante y reiterada por parte de quienes, precisamente, deberían ser los guardianes de la Constitución.
    Mal asunto.

    Saludos cordiales

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