lunes, 27 de abril de 2020

LA ESENCIA ESPAÑOLA vs EL PSOE NIHILISTA



INTRODUCCIÓN
La presente reflexión se me antoja necesaria para comprender mejor el proceder de nuestro actual gobierno socialcomunista (PSOE y Podemos); un gobierno conformado por la suma de diferentes izquierdas indefinidas, todas ellas ebrias de nihilismo negativo; izquierdas que no solo niegan la razón de ser de la nación española, sino que parecen empeñadas en despojarnos a todos de "alma y esperanza". Izquierdas apátridas y cainitas que nos niegan el futuro. De hecho, como ha aseverado Donald Trump, España ha sido destruida, de facto y ante nuestras narices, sin que nadie chistara ni moviera un dedo por evitarlo.

Quiero enfatizar el significado de esencia, entendida ésta como el sentido de aquello que es (por qué y para qué es) para enfrentarlo al concepto de nihilismo, entendido este como "ausencia de sentido apriorístico en el ente".

Un nihilismo positivo negaría los valores y sentidos (esencias) tradicionales, tanto religiosos como culturales, pero, al tiempo, se obligaría a buscar nuevos sentidos, creándolos o construyéndolos.
Sin embargo, nuestro gobierno socialcomunista está ebrio de nihilismo negativo, es decir, niega la esencia del modo de ser español, pero también niega la posibilidad de poder crear o construir nuevos sentidos, conduciéndose a través de "políticas" negligentes y autodestructivas cuyo único fin último parece consistir, tan solo, en mantenerse en el poder de forma perpetua (voluntad de perdurabilidad), como sea y al precio que sea. Caiga quien caiga.

NIHILISMO CÍNICO O NEGATIVO
Algunos analistas se han referido al PSOE de Sánchez como el portador de un proyecto nihilista, reprochándole a dicho partido que hubiese basculado hacia el bloque nihilista de las izquierdas indefinidas. ¿Pero qué podemos entender por bloque nihilista?
Si nos ceñimos a la acepción nietzscheana de nihilismo, deberemos entenderlo como una renuncia u olvido (Heidegger) de los tradicionales valores sublimes, suprasensibles o supraterrenales de nuestros padres. Es decir, el nihilismo supondría des-preocuparse por el sentido del ser (Heidegger), desentenderse del problema teologal (Zubiri); supondría renunciar a la asunción de unos valores éticos-morales que aspirasen a la consecución de un loable, bueno y justo fin último.

El PSOE de Pedro Sánchez, en tanto que conformado por la suma de izquierdas indefinidas extravagantes (grupúsculos femimarxistas), divagantes (filosofías estético-sensibles) y fundamentalistas (IU y Podemos), sería un partido nihilista; un partido sin esencia (sentido o razón de ser), pues ni se obliga a defender un Estado operativo y fuerte, para mantener la integridad de la nación, ni contempla la articulación de un proyecto común para todos los ciudadanos españoles.

Al nihilista no le preocupa Dios porque niega la existencia de Dios (idea suprasensible); pero, aunque diga lo contrario, tampoco le preocupa la moral, ni la justicia ni la libertad (también hipóstasis o sustantivaciones de ideas suprasensibles), porque sin la aceptación de unos valores universales para todos (ya sean los de la verdad de Dios, la de un imperativo categórico moral kantiano o los valores de una verdad constitucional), solo quedaría cínico pragmatismo.
Las izquierdas indefinidas (extravagantes, divagantes y fundamentalistas) ni siquiera creerían en una verdad constitucional, es decir, no defenderían la operatividad de un Estado fuerte en una nación política de ciudadanos.
LA ESENCIA MARXISTA (disfrazada de materialismo)

Las tesis marxistas, aunque Marx pretendiera validarlas científicamente parten de una perversa suposición (a priori) consistente en negar la recíproca influencia, inevitable, entre las fuerzas productivas y la conciencia social. Así, según el materialismo histórico, la infraestructura (medios de producción y fuerza del trabajo) determinarían (otorgarían sentido) a la superestructura (instituciones jurídico-políticas y educativas). 

La crítica más sencilla que desmontaría las tesis marxistas, consistiría, tan solo, en postularlas al revés, es decir, enunciando, en el caso que nos ocupa, que la superestructura o conciencia social es la que determina la infraestructura (relaciones entre fuerzas productivas). ¿Por qué no?
Sin embargo, quienes no somos marxistas, porque no creemos en determinismos hegelianos, sino en el Dasein inmerso en un azarístico devenir vital (realidad y mundo), aceptamos como inevitable la mutua interacción (feedback que se retroalimenta) entre infraestructura y superestructura. Los dos se hacen y se modifican mutuamente a lo largo del devenir histórico. Y a partir de dicha interacción se construyen las esencias que han de dar sentido a la existencia humana.

El empeño del comunismo, siguiendo obstinadamente las tesis marxistas, ha consistido en buscar la transformación (revolución mediante) de las relaciones de producción por tal de hacerlas más justas y crear una nueva conciencia social. Más justas, sí, pero desde la valoración (juicio) de una conciencia que, a priori, ya había hecho suya la cosmovisión teleológica del idealismo absoluto hegeliano: la esencia (sentido de ser) de la historia consistiría en consumarse en un fin último o absoluto, que sería la perfecta y feliz sociedad socialista.
He remarcado con mayúsculas la palabra esencia (entendida como sentido o razón de ser) porque el marxismo es, en mi opinión, esencialista, como cualquier conciencia religiosa y/o ideológica. El marxismo construyó toda una teoría ad hoc (a través del materialismo dialéctico e histórico) tan solo para legitimar una pre-conciencia (modo de pre-ser) ante las demás conciencias, no solo despreciándolas, sino cosificándolas y calificándolas de enemigas.

Algún día nuestros marxistas deberán explicarnos por qué, todavía a día de hoy, debemos presuponerles a ellos una moral superior a la del judeocristianismo o incluso a la de otros supremacismos (islamistas o fascistas).

VOLVIENDO AL TEMA DE LA ESENCIA
No podemos comenzar a construir una casa sin, primero, diseñar unos planos, es decir, sin primero tener en consideración no solo deseos y gustos estéticos, sino también teniendo en cuenta las características del terreno donde pretendo edificar. Pero para poder integrar mi yo en unas determinadas circunstancias debo, primero, conocerme a mí mismo, es decir, debo saber quién soy, qué quiero y para qué lo quiero. Debo conocer mi esencia (conocer la razón de ser de mi yo). Del mismo modo, para poder articular y/o vertebrar una sociedad deberé hallar y/o construir (tanto dará al cabo) una cosmovisión a priori (interpretación del mundo, del hombre y la realidad) que me permita planificar el modo de ser futuro de dicha sociedad; deberé encontrar una razón de ser (esencia) que justifique la creación de un tipo concreto de sociedad. ¿Quiero una sociedad más justa o una sociedad más libre? 
Marx, su pre-conciencia o modo de pre-ser creyó (fundamentalismo ideológico) que la justicia sería la meta fundamental a alcanzar para lograr el fin último de una nueva conciencia social que permitiría la consecución de una "sociedad feliz".

Me descojono, de verdad, de quienes se dicen antiesencialistas, porque todos somos inevitablemente esencialistas; todos somos creyentes en tanto todos hacemos nuestras unas determinadas cosmovisiones teleológicas que proporcionan sentido y significado a nuestras vidas. Todos, menos quizás, el nuevo socialcomunismo que se ha hecho con el poder en España.
Tan creyente es el esencialista religioso como el ideológico, ya sea liberal o marxista; pero también son creyentes los nacionalistas e incluso los ateos (cuya esencia es no creer en la esencia). Son esencialistas todos cuantos proyectan y construyen por tal de lograr un fin último común con aspiración de presunta universalidad.

Sin embargo, nuestro actual gobierno de ineptos e inútiles socialcomunistas no proyecta ni construye, no planifica, no organiza ni se obliga a defender la unidad España. 
¿Podríamos decir, por tanto, que España está en manos de cínicos nihilistas que nos conducen hacia la autoinmolación como nación? Ni siquiera los marxistas-leninistas (esencialistas al cabo) se hubiesen atrevido a tanto... ¿o sí?



2 comentarios:

  1. Buenos dias

    Y si la realidad pudiera ser interpretada con el argumento de la navaja de Ockhan ?

    Como una vez escuche: " natura non donna, salamanca non presta"

    Es que el nivel que tenemos, en el partido que Alfonsito trazo con mano de hierro ( al que se mueva no sale en la foto ) no da mas
    Por eso los ideologizados de Pablo " les comen la merienda"

    Y si la respuesta es mas simple?.
    Lo peor en el peor momento?

    Saludos


    Jose

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  2. Hola José

    Desde luego, no cabe duda de que nos ha tocado vivir la peor crisis con el peor gobierno posible.

    Sobre el estallido y gravedad de la crisis no tienen responsabilidad los españoles, pero sobre la elección del bloque socialcomunista que nos conduce al abismo sí.

    Un saludo

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