domingo, 5 de abril de 2020

La lengua de Dios (parte II, Cataluña impositora)

DIOS HABLA EN ESPAÑOL

Hace un tiempo, Félix Ovejero escribió en Facebook que el español (la lengua española) era la lengua de Dios. Mi júbilo no fue tanto por leer a Félix, siempre contenido y aséptico a la hora de significarse sobre determinados temas, como por hacerme recordar a Unamuno, al genial maestro de Salamanca que, en tono más solemne y grandilocuente, no solo proclamó que Dios hablara español, sino que también era español.

¿Pero quedaría algo de verdad en la frase Dios habla en español, si la despojásemos de la sutil ironía de Félix (poco dado a exaltar sentimientos patrios), y si le quitásemos la grandilocuencia unamuniana?

Pues sí, la frase en sí misma encierra una gran verdad, poética, si así se prefiere, pero verdad al cabo: la lengua española es una lengua natural (atención a esta realidad); una lengua amiga que se deja aprender, sobre todo si la comparamos con lenguas más ariscas y arbitrarias como  el inglés o el ínclito catalán.

Volvamos a Dios. Si Dios es bueno y justo, y quiere lo mejor para el conjunto de la humanidad, no cabe duda de que, por fuer, fue el creador o inspirador que le insufló un soplo de aire divino a Nebrija cuando éste regló la gramática de la lengua española. Solo Dios pudo "inspirar" la normativización de una lengua tan agradecida, con escasas arbitrariedades grafo-fonéticas, como la española.

En mi anterior entrada, "La lengua de Dios (parte I)", doy cumplida respuesta al enigma que se planteaba Félix Ovejero en voz alta: "¿cómo es posible que la lengua española, estigmatizada y erradicada de la enseñanza en Cataluña, goce de tan buena salud y pueda ser aprendida, incluso, por el tontiloco más obtuso de la Cataluña profunda que solo se comunica en catalán?"

La respuesta es bien sencilla: porque la lengua espñola puede aprenderse con relativa facilidad, debido a la correspondencia natural entre fonemas (sonidos articulados) y grafemas (escritura) que los representan. Puse como ejemplo el caso del fonema /s/, que en español solo puede representarse, como parece lógico y natural, escribiendo una "s", pero en catalán podría representarse (dependiendo de su sonoridad) con una "s", una "c", una "ç", la "ss" o la "z" (con 5 grafías diferentes).

Dios fue bueno con los niños españoles, porque entendió que lo bueno siempre es lo más natural, sencillo y práctico; Dios supo que lo justo y bueno era/es lo que se aprende con más facilidad y con un mínimo esfuerzo para conseguir un gran beneficio o ventaja vital y/o social. Dios supo que lo importante era facilitar la comunicación de 450.000.000 de personas en el mundo; entendió que la lengua divina tenía que ser lo más universal posible, lo más buena y asimilable posible. Dios no es tonto.

Tontos, tontilocos en realidad, son los pobres provincianos de la terra, empeñados en desterrar de sus aulas una de las lenguas más universales creadas por Dios (la lengua española); tontos y resentidos son esos hombrecillos que desprecian a España y lo español, y que no entienden cómo sus hijos, aislados en terruños donde solo se aprende una lengua minoritaria y particularista, también acaben aprendiendo la lengua española de Dios.

¿Y por qué son capaces TODOS los niños catalanes de aprender español, a pesar de los impedimentos de sus mayores? Pues porque así lo quiso Dios; y por así quererlo, creó una lengua amiga fácil de aprender, sin tontás ni arbitrariedades tontilocas.

Que hable catalán quien así lo desee, y que enseñe a sus hijos en catalán quien así lo quiera. Pero que nadie ose negarle a los demás el derecho a pensar y hablar en la lengua de Dios.

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